Ayer domingo 29 de diciembre se llevó a cabo una nueva edición de la San Silvestre ubetense, una carrera lúdico-festivo-solidaria. Las varias decenas de participantes de todas las edades disfrutaron un año más con el buen ambiente, el deporte en familia, los villancicos y hasta con el "burrito Sabanero" que se sumó a la fiesta. Al finalizar todos recibieron del club organizador (Renacimiento) un refrigerio y un dulce propio de las fechas y brindaron por el nuevo año. Desde aquí Feliz Año 2020.

El germen de esta asociación cultural independiente en defensa del patrimonio monumental ubetense, tiene su raíz en 1998. A través de varias tertulias llevadas a cabo en la extinta tienda de Juan Barranco ubicada en los soportales de la plaza 1º de Mayo, se fue configurando un grupo heterogéneo de ubetenses que tenían como punto en común el amor al patrimonio monumental heredado. Y los seis se autoproclamaron Caballeros 6x4 o “Caballeros Veinticuatro” como resultado de la operación aritmética.
lunes, 30 de diciembre de 2019
jueves, 5 de diciembre de 2019
UNA INCÓGNITA ACLARADA
Si nos fijamos en el
muro que hay en la calle María de Molina, nº 16, veremos que lo corona una
serie de piedras talladas con la figura que vemos en la fotografía que adjuntamos.
Dichas piedras con esa forma tan curiosa, eran muchas más, pero desaparecieron cuando
se construyó el edificio que se encuentra a su derecha por lo que ocupaban todo
ese espacio.
Pues
bien, Martínez Elvira en su trabajo sobre esta calle publicado en la Revista
Gavellar número 90, viene a decirnos: “Entre
los números 18 y 16 hay un muro que sólo cubre planta baja, pero que,
curiosamente, aparece coronado por una crestería “goticista” de cuyo origen y
significación no sabemos nada”.
No
hace mucho, nuestro caballero Heráldico se topó con un hallazgo interesantísimo
que viene a aclarar esta incógnita. Se trata de un plano del proyecto de obra
del año 1863 que se encuentra nuestro Archivo Histórico. Resulta que esas
piedras “goticistas” formaban parte del antepecho del tejado de nuestras
antiguas Casas Consistoriales, pero al cambiarse el Concejo al Palacio de
Vázquez de Molina, el reloj que lo coronaba fue trasladado al Hospital de
Santiago y a la vez quitaron todo el antepecho con su crestería y lo dejaron de
la manera que se encuentra en la actualidad.
En
su desmonte, las piedras en cuestión las pondrían a la venta las cuales serían
compradas por el vecino de al lado para ponerlas coronando el muro o bardal que
daba a la calle; o tal vez fueron desechadas sin darles mayor valor –algo muy
frecuente en otros tiempos- y este vecino las colocó coronando la tapia de esta
fachada. En los años 50, esta finca urbana la tenía en propiedad Francisco
Poveda Expósito, un vendedor al por mayor de frutas en el mercado de abastos y
en él almacenada grandes cantidades de ellas, principalmente racimos de
plátanos para que allí maduraran.
En
foto adjunta podemos contemplar el plano del proyecto realizado por el maestro
de obras Francisco de Cózar que viene a certificar lo aquí exponemos. También
hemos recreado una simulación de cómo estuvo ubicado y observando muy
detenidamente una fotografía de la década de los 70 del siglo XIX (hacia 1873),
comprobaremos que en la década de los años 70 aún estaba la coronación e
incluso se adivina la silueta del templete del reloj.
viernes, 29 de noviembre de 2019
"UNA BIENVENIDA INDECOROSA". REIVINDICACIÓN DE LOS CABALLEROS VEINTICUATRO
Esta tarde ha tendio lugar la proclama anual que nuestro colectivo tiene por cosntumbre llevar a cabo al final de cada año reclamando algunas deficiencias o aplaudiendo las actuaciones bien realizadas en torno a nuestro patrimonio monumental.
PROCLAMA ANUAL "CABALLEROS VEINTICUATRO"
AÑO 2019
Un año más y por estas fechas, nuestro
colectivo independiente quiere llevar a cabo su proclama anual. Para lo cual,
los Caballeros Veinticuatro nos hemos reunido esta tarde aquí.
La proclama de este año la hemos
titulado: “Una Bienvenida indecorosa”. El lugar en que nos encontramos, es el
que da la bienvenida a los numerosos visitantes que se acercan a Úbeda para
conocer su riqueza monumental. No es precisamente una buena tarjeta de presentación
la que se le ofrece a su llegada por este sitio que es el más transitado por
turismos y sobre todo por autocares. Desde que entran en la Ronda de Antonio
Muñoz Molina, cuya cuneta se encuentra salpicada de suciedad, no es el mejor
escaparate para el turista que por primera vez pone los pies en una ciudad patrimonial.
Precisamente, a nuestras espaldas, se encuentran las ruinas de la antigua
tenería de la Puerta del Baño, la cual se podía poner en valor ofreciendo así un
atractivo turístico más, y de paso, quedaría adecentada esta puerta de entrada
para el visitante. Incluso, plantear la posibilidad de hacer unos aseos
públicos por esta zona.
Ya de paso, recordaremos que la misma
estampa se les ofrece a los viajeros que llegan por la estación de autobuses,
pues los jardines de la fachada principal suelen estar repletos de inmundicias
durante buena parte del año. Y por descontado dedicar más esfuerzos a la
limpieza de las inmediaciones de las rotondas de acceso a la ciudad.
Proclama dada en Úbeda, ciudad del Santo
Reino, el día 29 de noviembre de 2019.
Basura acumulada en las cunetas en la
Ronda Antonio Muñoz Molina
domingo, 17 de noviembre de 2019
GRACIAS POR LA ASISTENCIA A LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO "12 MESES DE MI INFANCIA"
JASA (autor), Diego Cano (concejal de juventud)
y Fernando Sánchez Resa (presentador)
No soy yo el que debe valorar el acto de presentación del libro. Los que allí asistieron disfrutaron con los montajes retrospectivos de los años 60 y la música de la época. Yo sólo puedo dar las gracias por la asistencia a esas doscientas personas que me arroparon y dieron calor al acto. Destacada fue la presencia de los antiguos vecinos de la calle Fuente de las Risas. Gracias de todo corazón.
JASA
Las fotos son de mi amigo Alberto Román "el Petos".
Los "Caballeros 24" colaboraron en la venta
Vecinos de la calle Fuente de las Risas
con los hermanos Soria Arias (abajo)
sábado, 9 de noviembre de 2019
NUEVO LIBRO DE JASA. ÚBEDA EN LOS 60 SEGÚN SUS RECUERDOS
Una nueva publicación nos presenta Juan Antonio Soria Arias. Sabemos de buena tinta que este trabajo llegará al corazón de los que nacieron en los años 50, 60 y 70, dado que retrata la infancia de todos cuantos nacieron por esos tiempos y les hará revivirlos. No vamos a desvelar mucho más, sólo que el libro tiene más de 350 páginas, que van insertadas 280 fotografías y que -según su autor- el posible lector hará un recorrido a su infancia lo mismo que él lo ha hecho mientras que lo estaba elaborando. Los años 60 del pasado siglo XX en Úbdea, ya tienen una publicación. Nuestro colectivo estará apoyando al caballero "Mercader" el próximo sábado 16 de noviembre en el auditorio del Hospital de Santiago. El día de la presentación tiene una grata sorpresa, como será la del regalo de otro libro anteriormente publicado.
domingo, 3 de noviembre de 2019
MIS RECUERDOS DEL MES DE NOVIEMBRE
Por JASA
A pesar de comenzar con un día de fiesta, no era
precisamente el mes que más atraía mi atención. Todo se tornaba de un color
gris ceniza y en la calle se respiraba cierta melancolía, tristeza… brillaba
menos la luz y se alargaba la oscuridad. Irremisiblemente se acercaba el
invierno. Las chimeneas exhalaban el humo ceniciento del hogar desde el
arranque del día. Las flores de las macetas ya no se asomaban a corrales y
balcones.
EL
DÍA DE LOS DIFUNTOS
Era en los primeros días de noviembre cuando la
coqueta del dormitorio de mis padres cambiaba de aspecto, convirtiéndose en un
pequeño altar donde se le rendía culto a los muertos y a mí me daba un poco de
miedo. Allí, recostadas en el cristal biselado, estaban unas fotografías que
durante el resto del año dormitaban en una caja de lata que aún desprendía olor
a Cola Cao. Eran las fotografías de tres de mis abuelos. Delante de ellos, mi
madre colocaba un recipiente -un tazón de loza- casi lleno de agua y se
completaba con aceite usado para depositar sobre él unas mariposas encendidas que flotaban y lucían durante un día, hasta
que comenzaban a chirrear, siendo esa la señal que anunciaba su final. Eran las
luces para los difuntos, nuestros particulares santos. Aquellas mariposas
progresivamente fueron decayendo en uso para ser sustituidas por las velas
enfundadas en plástico rojo y hasta por otras imitaciones con alimentación de
una pila. En todos los hogares de antaño existía esa tradición que aún se
mantiene en las casas de algunos mayores.
Las
flores más populares que se ponían en las tumbas del cementerio eran las
celosías, conocidas popularmente como “Crestas de gallo” y les llamaban “las
flores de los muertos”. En las huertas de las inmediaciones dedicaban una
parcela para cultivarlas y en el mercado de abastos se vendían durante los días
previos a los Santos y Difuntos, para adornar los nichos y tumbas del campo
santo. En la actualidad, esta flor ha dejado de estar vinculada a dicha
conmemoración e incluso ha desaparecido de nuestro entorno.
GASTRONOMÍA
POPULAR PARA LOS SANTOS
La gastronomía popular tenía para estas fechas sus
especialidades concretas. Eran elaboraciones artesanales que se hacían en la
mayoría de las casas, humildes o no, pero en las nuestras sí que se elaboraban
en torno a la mesa de camilla y todos estábamos presenciándolas en derredor de
ellas. En ocasiones, queríamos participar y meter la mano, pero los padres no
nos dejaban, a lo sumo nos darían la tarea de echar el azúcar o la canela por
encima. Estos platos típicos consistían en las exquisitas gachas, que muchos mocicos las empleaban para hacer la
gracia tapando las cerraduras de las puertas de la calle, sobre todo donde
había mocicas. Otro plato estrella
eran los boniatos asados o batatas, todo un manjar para los paladares de
entonces. Las castañas asadas solían venderse en la Plaza Vieja en unos puestos cercanos a los carrillos, o bien se
asaban en viejas sartenes que se calentaban en la lumbre e incluso en el
brasero. Alguna que otra vez mi madre nos hacía calabaza encalá. En las confiterías de la época, como las de Camprubí, Lope
o Pepico, se fabricaban otros productos que también han llegado hasta nuestros
días, como los Huesos de Santo o los Buñuelos de Viento. Los ubetenses de más
edad recordaban que, años atrás, hubo algunos vendedores ambulantes que
ofrecían estos buñuelos, destacando entre todos a uno que llamaban “El Regaera”
y que se situaba a la salida de los cines o bajo los soportales de la plaza del
General Saro (Plaza Andalucía) con su cesta de mimbre al brazo para venderlos,
pero él los rebautizó con el sugerente nombre de “Pelotas de fraile”.
El eje en torno al cual
giraba toda la vida en los meses invernales, era la mesa de camilla; y era el
común denominador de todos los hogares que se convertía en el momento ideal
para que nuestras madres nos hicieran una sartená
de rosetas y culminar así la felicidad del día.
Texto extraído del libro 12 MESES
DE MI INFACIA. “Úbeda en los años 60, desde la calle Fuente de las Risas”, que
será presentado en el Hospital de Santiago el 16 de noviembre.
jueves, 31 de octubre de 2019
HA FALLECIDO MARTÍN VILLAR, EL DUEÑO DE "ALMACENES MARTÍN"
Martín Villar Vizcaino
Hoy ha fallecido Martín Villar Vizcaíno, el que fuera mi jefe durante casi toda mi vida laboral, porque el primer año y medio lo fue su padre Sebastián Villar Arroyo. Vaya desde aquí el más sentido pésame para toda su familia.
Nota.- Esta fotografía está realizada en la madrugada del 5 al 6 de enero de 1984, en el pub Blas (de los Mananos) que había al principio de la calle Minas y después de celebrar el combite anual que se hacía en esta noche tras la venta de Reyes y preparar las rebajas del día 7. Eran otros tiempos en que esta empresa, "Almacenes Martín" junto al "Métrico", fueron todo un referente en la provincia y colindantes. Fueron unos años que ya no volverán a repetirse en lo que respecta al comercio tradicional. Esos años en que los empleados, después de trabajar el sábado, se juntaban para tomar unas cañas y echar una partida de "chinos", mucho antes de que éstos nos invadieran realmente. Unos años en que el empresario y el trabajador tenían "buen rollo" y se valoraba el trabajo del obrero y se respetaba al jefe. Y fueron aquellos años en que el vocablo CRISIS aún no se había aposentado en nuestra tierra.
JASA
sábado, 19 de octubre de 2019
DÍA INTERNACIONAL DEL CÁNCER DE MAMA EN ÚBEDA
Hoy, sábado 19 de noviembre, Úbeda se ha vestido de rosa, del rosa de la esperanza para las mujeres que sufren el cáncer de mama, en una proporción de una de cada tres. Varios centerares de mujeres, y algunos hombres, han participado en una marcha que ha transcurrido por las principales calles de la ciudad, para finalizar en la plaza 1º de Mayo. Allí se ha leído un comunicado y acto seguido las escuelas de danza locales han ofrecido a las congregadas una selección de sus bailes sumándose todas a la coreografía. Una gran paella solidaria ha servido como colofón del Día Internacional del Cáncer de Mama.
sábado, 5 de octubre de 2019
MIS RECUERDOS DEL MES DE OCTUBRE
Por JASA
Comenzaba octubre un poco más tarde para los chiquillos, porque la feria ocupaba los primeros días. Ya las jornadas eran más cortas, la climatología inestable y la tristeza del otoño era evidente. Los días y las luces cambiaban sus tonalidades. En un festivo y a mediados de mes, nos llegaban los sones procedentes de la Academia de Guardias y horas más tarde, con sus guantes blancos y tricornios, los alumnos inundaban la ciudad.
Comenzaba octubre un poco más tarde para los chiquillos, porque la feria ocupaba los primeros días. Ya las jornadas eran más cortas, la climatología inestable y la tristeza del otoño era evidente. Los días y las luces cambiaban sus tonalidades. En un festivo y a mediados de mes, nos llegaban los sones procedentes de la Academia de Guardias y horas más tarde, con sus guantes blancos y tricornios, los alumnos inundaban la ciudad.
LOS
ZAPATOS GORILA Y SU PELOTA DE GOMA
Nada más acabar la feria, en la escuela se emprendía
un camino trimestral que nos llevaba hasta la Navidad. Y este camino lo
recorríamos con nuestros nuevos zapatos de la marca Gorila que eran los más
resistentes para los chiquillos, aunque un poco más caros que otras marcas. Si
por algo se distinguía ese calzado, no era por su estética -bastante clásica
por cierto- sino porque dentro de la caja también venía una pequeña pelota de
goma de color verde con la que jugábamos y presumíamos ante la chiquillería. La
inversión que nuestros padres hacían en este zapato había que amortizarla al
menos durante un par de años, para lo cual nos compraban un número mayor del
necesario y en la punta le metían algodones para que nos quedaran ajustados y
no se nos salieran. El primer calzado de esta marca me lo compraron en la
zapatería El Rayo, cuando ésta se encontraba en la parte trasera del mercado de
abastos. Creo que dichos zapatos los llegó a heredar mi hermano Juan que venía
detrás de mí.
LOS
TÍSICOS, EL TÍO DEL SACO…
Para romper la inercia que llevábamos los chiquillos
de todo el verano con juegos en la calle y sin horas para entrar en casa,
nuestros padres tenían unos cómplices. El primer aliado era un tío que llevaba
a cuestas un saco y a todos los nenes que viera fuera de su casa al anochecer,
los metía en él y se los llevaba, no se sabe adónde. Pariente suyo y con las
mismas intenciones despiadadas era el Tío Mantequero, que nos sacaba las
mantecas para con ellas hacer jabón.
Cuando íbamos creciendo
esos “tíos” quedaban muy infantiles y no nos amedrentaban demasiado. Sin
embargo, nuestros mayores tenían solución para todo y se inventaron unos
personajes tétricos, macabros y peores que los anteriores a los que llamaban
“tísicos”. Éstos sí que nos acojonaban, porque nos chupaban la sangre y luego
la vendían. No sabíamos cómo eran ni qué aspecto tenían para evitarlos y poder
refugiarnos en las casas de un brinco. Nuestra imaginación de niños les ponía
la figura de un ser con hábito pardo, pudiéndoles reconocer por el calzado,
dado que no llevaban sandalias sino zapatos. La verdad es que para tenernos
controlados y meternos el resuello dentro del cuerpo, no bastaba con los
consejos o las órdenes, sino que contaban -como hemos visto- con aliados tales
como La Tía Tragantía, el Tío del Saco, el Tío Mantequero, el Tío Marango, Los
Tísicos y hasta el Coco. A pesar de estos miedos, ningún chiquillo de aquella
infancia hemos arrastrado trauma alguno.
Texto extraído del libro en imprenta 12 MESES DE MI INFANCIA. "Úbeda en los años 60, desde la calle Fuente de las Risas".
martes, 1 de octubre de 2019
LA PLAZA DE LOS OLLEROS (y II)
Vista desde un alfar. Foto Ventura año 1927
A
mediados del siglo XX,
este lugar fue perdiendo la importancia que
tuvo tiempos atrás
Por aquellos tiempos ya
lejanos, tanto la plaza de los Olleros como la calle Valencia y otras del
barrio, tenían mucha vida; vida que le daban sus numerosos vecinos cuando iban
de acá para allá con sus quehaceres diarios. O iban y venían acarreando sus
cantaros y cubos de las fuentes, una ubicada en esta plaza y la otra la Fuente
Nueva. O esa población extra que se acercaba a este arrabal para comprar algunos
cacharros. O ese número ingente de arrieros que con sus bestias y carros venían
para hacer la carga con piezas de barro cocidas. O aquellos otros que traían a
estos hornos el barro de las canteras para convertirlo en piezas de alfarería.
También transitaban por aquí numerosos campesinos y hortelanos que, iban o
venían después de labrar sus fincas que tenían en la “villabajo”, y los
olivareros para llevar la carga de aceituna a los diferentes molinos. Muchos
vendedores ambulantes se dejaban ver por esta zona voceando sus productos o
mercancía, como los carboneros que visitaban a sus clientas, los “afilaores”,
etc., etc., y todos ellos hacían que la plaza y el barrio fuera un hervidero de
personas.
También
era característico ver transitar a grandes rebaños o hatajos de cabras y ovejas
que salían de la ciudad por la mañana para pastar de día y volver al anochecer.
O sea que esa zona más bien era un sinvivir, pues las mujeres como buenas amas
de casa, maldecían -con razón- a tanto animal que ensuciaba la calle con sus
boñigas y orines. Los alfareros se unían a dichas protestas dado que a lo largo
de sus aceras sacaban y exponían una muestra de sus artículos, corriendo el
peligro de que los animales e incluso los niños jugando les rompieran alguna
pieza.
Pero
todo ello comenzó a declinar cuando apareció el menaje de porcelana con su
conocida marca San Ignacio, los cubos y barreños galvanizados, los platos y
vasos de Duralex, etc., y esta industria de la arcilla cayó en picado, viéndose
muchos artesanos abocados a cerrar sus talleres para dedicarse a otros
menesteres u oficios. Otros, se unieron a la corriente emigratoria que comenzó
en estos años, por lo que las casas dejaron de ser un hormiguero de personas,
igualmente las bestias de carga, las cabras y ovejas se perdieron de los
hogares y ello fue lo que convirtió a esta plaza y su entorno en el oasis de
paz y tranquilidad que ahora conocemos, aunque perdiendo su estampa
romanticista que en estos dos escritos hemos querido reflejar.
José Alameda Jiménez con la carga de cacharros
por el Real. Año 1930
José Alameda y Paco Gómez (hermanastros)
Paco López Sarmiento y detrás,
Juan "Tito" y Fco. Palma Burgos
viernes, 27 de septiembre de 2019
FERIA DE SAN MIGUEL 2019, BUEN TIEMPO SIN RIESGO DE LLUVIA
Aunque un poco tarde por motivos que se han escapado de sus posibilidades, Alfonso Medina "El Piti" nos ha enviadao el pronóstico del tiempo según sus particulares cabañuelas para los últimos cuatro meses del año 2019. Como se puede comprobar, la feria de San Miguel va a ser muy buena, climatológicamente hablando. Por el contrario, anuncia que en los tres últimos meses que restan no habrá precipitaciones de lluvia; esperemos que en este último apartado se equivoque.
Especialmente para los días de feria nos ha dcicho: Comenzará con nubosidad, sobre todo por las
mañanas y por las tardes quedará raso. Los días restantes no se cubrirán los
cielos, salvo el día 3. En cuanto a las temperaturas, los dos primeros días
serán más elevadas que el resto rozando los 28º grados y los demás oscilarán
entre los 20º y 22º, salvo el día 3 que bajarán a 18º. Ausencia total de
lluvias, claro está, si no hay presencia de alguna tormenta puntual, que es muy
improbable. Añadir que en la feria de San Lucas el tiempo acompañará con
temperaturas más elevadas aún.
domingo, 15 de septiembre de 2019
MIS RECUERDOS DEL MES DE SEPTIEMBRE
Teatro Chino de Manolita Chen
LA FERIA EN LA ESTACIÓN
Por JASA
Detrás
de la Colonia del Carmen montaban el circo Arriola pero a él nunca me llevaron
mis padres; me conformaban con ver por detrás las jaulas de las fieras…
y
comprobar el pestazo que desprendían.
La celebración oficial de la festividad San Miguel
en la feria de los años 60 se limitaba a una misa en Los Frailes y así se ha
mantenido durante muchos años hasta la aparición del grupo parroquial que en su
día impulsó Eduardo Jiménez Torres “Zorrica” y que saca en procesión al patrón
desde el año 2001. La feria, durante la década que estoy recordando, tuvo su
enclave en lo que iba a ser en su día la nueva estación del tranvía, aunque por
avatares del destino quedó siendo la estación de autobuses y en la actualidad
aún continúa así. Dentro de la edificación y a mediados de los 60 (1966-1967)
se montó un parque y rio artificial con ciervos incluidos a iniciativas de la
Compañía Sevillana de Electricidad en colaboración con la Jefatura Provincial
de Montes, dando vida a la Feria de la Electricidad. Aquello fue un atractivo
que recuerdan todos los que lo vivieron. Bajo el mismo techo se ubicaba la
caseta municipal. En 1960, y esto no lo viví pero me lo han contado, en los
bailes de esta caseta popular, cada día se elegía a la “Guapa” de un barrio y
curiosamente uno de esos días le tocó a la representante del “Barrio de la
Fuente de las Risas” ¡Qué categoría!
A su alrededor se montaban las demás casetas, los carruseles y el teatro Chino
de Manolita Chen, que llamaba nuestra atención pero sin saber qué espectáculo
se ofrecía en su interior. Aparte de los perdurables coches de choque, estaban
las Cunicas de Sánchez, las Olas de Vico, las Volaoras, los Aviones-torpedo, la
Barca, el Látigo, el Baby Maribel, Baby Gaitán, etc.,… Había otras atracciones
como la Casa de los Espejos, La Petite Terín, La Mujer serpiente y las tómbolas
como la de Cristóbal con su regalo de ¡Balón,
balón, balón y balón! o la de Las Muñecas con su premio especial de ¡Una Muñequita andadora! En el entorno,
se ubicaban los bares, churrerías y varios puestos, algunos exponiendo una
novedosa golosina como era la manzana envuelta en caramelo rojo y en algún
rincón o esquina, un hombre o mujer vendiendo berenjenas de Almagro que tenía
dentro de una orza. Y otros tenderetes que vendían marisco con montones de
camarones, cangrejos y gambas muy rojizas, sobre hules de plástico blanco.
Frente a la estación se instalaban otras casetas de baile, como la del Club
Diana e incluso de la Cruz Roja, porque la del Club 61 la ponían en el edificio
de Falange. Detrás de la Colonia del
Carmen (antes de convertirse en la calle Granada) montaban el circo Arriola
pero a él nunca me llevaron mis padres; nos conformábamos con ver por detrás
las jaulas de las fieras y comprobar el pestazo que desprendían. En esta década
se impulsaron varias actividades que ya han desaparecido, como el Concurso de
Hípica en el Campo General Nogueras Márquez, desde 1967; las carreras
pedestres, las carreras ciclistas y también unas curiosas carreras de
camareros. Las tiradas de Pichón y Plato, las representaciones teatrales y
sobre todo las corridas de toros, tenían su cita anual en estas fechas,
despuntando por este tiempo nuestro torero más destacado, Antonio Millán Díaz
“Carnicerito de Úbeda”. La feria de ganado estaba por entonces ubicada en la
calle San Marcos e inmediaciones y pocos años después la trasladaron a la parte
norte, junto a la carretera de Circunvalación y calle Carolina. Ponía el broche
final la Gran Traca que, junto al Castillo de fuegos artificiales del día de
San Miguel, eran los dos espectáculos pirotécnicos que en aquellos años se
hacían.
Extraído
del libro en preparación 12 MESES DE MI
INFANCIA “Úbeda en los años 60, desde la calle Fuente de las Risas”.
sábado, 31 de agosto de 2019
LA PLAZA DE LOS OLLEROS (I)
Plaza de los Olleros en los
años 80.
Este enclave fue otrora
el epicentro de la industria del barro
No crea el lector que
la apacible y coqueta plaza de los Olleros que ahora contemplamos fue siempre
así de recoleta y tranquila. Esta plaza desde tiempo inmemorial y hasta la
década de 1940, tenía un aspecto muy diferente debido a que era el epicentro de
toda la industria artesanal que había en su entorno, sobre todo por la gran
cantidad de talleres de alfarería de varios; unos se dedicaban a fabricar el
vidriado para útiles del hogar, como pucheros, ollas, platos, lebrillos,
cazuelas, jarras, bacines y otras piezas menos usuales. Luego estaban otros
obradores del barro que se dedicaban a realizar piezas de más envergadura, como
cántaros, orzas y tinajas. También había otros de alfares a los que llamaban
tejares que se dedicaban a la confección de piezas para la albañilería, como
los atanores, varios tipos de tejas, baldosas y ladrillos. A todos estos
alfares venían multitud de arrieros foráneos para hacer sus cargas y
transportarlos a infinidad de pueblos para venderlos. Todo este ajetreo tenía
su centro neurálgico en dicha plaza, en la que se formaba una estampa
pintoresca con centenares de personas, decenas de carruajes y sus
correspondientes caballerías. Por esa cantidad de movimiento, se establecieron en
la plaza dos posadas para albergar a los transeúntes.
Al
margen de toda la industria artesanal relacionada con la alfarería y heredada
de los musulmanes que se establecieron por esta misma zona, también nos
podíamos encontrar varios molinos aceiteros, como el de Gassó, Manuel de la
Blanca, el de la Mandrona y el de Bernardino. A estas fábricas de aceite acudían
buena parte de los cosecheros de la ciudad para traer su aceituna.
Para
completar dicha estampa, había que añadirle una densísima población de
condición humilde que vivía hacinada en casi todas las casas. Alrededor de esa
numerosa vecindad, se instalaron varios negocios más, como una mercería, varias
tiendas de comestibles, un horno de leña de pan cocer, una carpintería y por
descontado otras tantas tabernas donde tomaban los vecinos el vino peleón acompañado
de unos aperitivos muy diferentes a los de ahora, como los pajarillos fritos,
alcarciles, habas verdes, garbanzos torraos, papas cocidas, boquerones y cosas
similares. Mientras tanto y en muchas ocasiones, los clientes se jugaban unas
partidas a las cartas, entre los que se encontraban aquellos que no tenían
trabajo o al menos fijo, como los jornaleros y los campesinos que no podían ir
al tajo por culpa de la lluvia.

Rincón de la Plaza de los Olleros en 1993.

Paco Martínez “Tito”, Paco
Garrido
y Juan Martínez “Tito”.
Manuel
López Sarmiento, Francisco Alameda,
Antonio Moyar “Toni” y sentado Paco López
Sarmiento, vendiendo en Cazorla.
martes, 6 de agosto de 2019
ADIÓS A NUESTRO ÚLTIMO "COLMENERO"
Pedro Rodríguez Latorre "Colmenero"
(Foto.- Lorenzo Rodríguez
Rodeado de sus familiares más allegados y revestido con la morada túnica de Jesús, colgando sobre su pecho la medalla de la cofradía y entre sus yertas manos una estampa de la Virgen de los Dolores, emprendía el camino eterno el último de nuestros veteranos "Colmeneros"; sus cuatro hermanos (Diego, Manuel, Lorenzo y Blas) ya le habían precedido en este trance tan justo y necesario como doloroso y nunca deseado. Uno de sus sobrinos, Lorenzo, lo llevaba de vez en cuando a los olivares que pertenecieron a sus antecesores hoy cultivados por las manos de descendientes de su misma saga para comprobar cómo estaban las fincas y cómo se encontraba la próxima cosecha de aceituna. Él fue uno de los que emigraron a provincias más prósperas en aquellos años de mediados del siglo pasado en los que el campo no tenía futuro. Pero sus raíces las tenía en la tierra que le vio nacer, aquella que en su juventud labró con sus manos, a la que nunca dio la espalda y siempre que podía volvía a reencontrarse con los suyos no faltando nunca a la cita de cada madrugada de Viernes Santo con su Jesús, cofradía a la que pertenecen buena parte de sus familiares. Y aquí vino a pasar los años de jubilación (que fueron muchos) y aquí quería ser enterrado, junto a su mujer, Juanita. Carmen, la compañera que le acompañó durante 17 años, fue feliz a su lado y el cariño era recíproco. Ambos, desposeídos de sus parejas por la interposición de la muerte, se hicieron mutua compañía en la última etapa de sus vidas. Ayer dijimos adiós al "tío Pedro", un hombre bueno... ¡Ah! y un ferviente seguidor del Atlético de Madrid.
Pedro Rodríguez (el 5º por la izquierda) junto a su hermano Blas,
vistió la túnica de Jesús hasta cumplidos los 80 años de edad.
Foto JASA, abril de 1998.
Tus sobrinos: Aurora, Lorenzo y JASA
jueves, 1 de agosto de 2019
LOS REFUGIOS ANTIAÉREOS y (II)
Refugio de San Isidoro. Foto.- Lorenzo Rodríguez Alhambra
El 5 de abril de 1938
hallamos que el alcalde había viajado a Valencia (pues no olvidemos que en
aquellas fechas el gobierno de la nación se había trasladado a la capital del
Turia) y una de las gestiones que hizo, fue la presentación a la Comisión
Nacional de la D.E.C.A. los planos y memoria para la construcción de los
refugios subterráneos sólidos y capaces, diseñados por el técnico aparejador
Eduardo Boluda Leiva. Una vez examinados detenidamente por aquel organismo,
salvo pequeñas modificaciones, estos fueron aprobados. Otra de la gestiones,
fue la comprar una sirena que una vez instalada en punto estratégico se oyese
en un radio de tres o cuatro kilómetros. También dice el periodista que Úbeda,
por motivo de los muchos refugiados, había triplicado su población.
El 10 de noviembre de
1938 viene un bando que dice así: “Teniendo
esta Junta, necesidad de retirar los escombros existentes en los alrededores de
los refugios del Claro Alto y Plaza de Carreteros, por medio del presente, se
invita al pueblo en general y especialmente a los ciudadanos que posean
caballerías o posean carros, a fin de que por cada ganado que tenga retire de
dichos refugios la cantidad de quince cargas, depositándolas en los murallas de
los Miradores, operación que deberá de hacerse completamente gratuita, etc.,
etc.”. Por lo que vemos, el otro refugio proyectado en lo que ahora es la
calle Almadén, ni se inició.
El 20 de noviembre de
1938 en el periódico de este día, el D.E.C.A. publica un bando en el que se da
a los ciudadanos instrucciones de cómo debían de actuar en caso de bombardeo si
no les diera tiempo a marchar de su casa.
El 10 de diciembre de
1938 viene otro comunicado de la D.E.C.A. con cuatro acuerdos.
1º.- Se recordaba a los
propietarios de caballerías y vehículos la obligación que tenían de retirar
gratuitamente de la vía pública los escombros procedentes de los refugios tal
como tenía dispuesto la Comisión Nacional de Defensa Aérea.
2º.- Acuerdo que decía
en síntesis que, haciendo falta para la terminación de los refugios personal
laboral que habiendo en las calles numerosos hombres parados, se había
dispuesto que las autoridades civiles y militares les obligasen ir a colaborar
desinteresadamente para terminar aquellas obras tan necesarias.
3º.- Se avisaba a toda
la población civil y militar que de comprobarse que no colaboraban con los
guardias de los refugios a la buena conservación de los mismos y se dedicaran a
tirar en ellos inmundicias, los utilizaran indebidamente, o inutilizasen el
alumbrado u otros enseres de los mismos, sería considerada como persona
desafecta a aquella Comisión y a la República y le sería puesta una multa de
consideración y puesta a disposición de la autoridad competente.
4º.- Se recordaba a los
ciudadanos en general que tuvieran muy en cuenta las instrucciones que debían
de seguir en caso de ataque aéreo y además advertía que aunque no sonara la
alarma y oyeran algún avión que se pusieran a cubierto y no se pusieran a
observarlos bajo la multa o castigo correspondiente.
El 20 de enero de 1939
venía otro bando en el que se recogía lo del anterior y además advertían cómo
debían protegerse los ciudadanos de los cristales y qué debía de hacerse de
noche con las luces en caso de haber alarma, pues no debía de dejarse ni un
rayo de luz que pudiera ser visto por las aeronaves. Advertían que los
contraventores tendrían que pagar una multa de 75 pesetas la primera vez, de
200 la segunda y si llegase a la tercera, pagaría 500 y pasaría a disposición
de los tribunales competentes. Este bando se repite en todos los números del
periódico citado hasta el fin de la guerra.
No sabemos cuánto dinero
efectivo se empleó en la construcción de dichos refugios, pues desde que se
inició la suscripción hasta que dejan de publicarla el 10 de agosto de 1938,
tenían recolectadas 351.188 pesetas, pero tenemos constancia de que el público
siguió colaborando casi hasta el final de la guerra. Como se puede apreciar,
parece ser que la guerra acabó y el refugio de San Isidoro no les dio tiempo ni
a retirar todos los escombros que habían quedado dentro del mismo.
Ventilación del refugio de San Isidoro. Foto LRA.
Sellos-cupones para sufragar la construcción de los refugios
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