sábado, 28 de mayo de 2022

¡¡SOCORRO, QUE VIENEN LAS ELECCIONES!!

 
Horadaciones en las piedras del Mercado de Abastos

Si algunas de nuestras piedras hablaran, este sería su grito de

pánico y desesperación que exhalarían ante unas inminentes elecciones

Suponemos que esta situación debe de ser muy similar a la que experimentan los pavos o los langostinos cuando se aproxima la Navidad, porque cuando llegan unas nuevas elecciones, son muchas piedras mudas de nuestro núcleo urbano las que padecen en sus carnes su llegada.

Y por qué decimos esto. Resulta que cuando se acercan las elecciones, ya sean europeas, generales, autonómicas o municipales, la colocación de los primeros carteles marca el punto de partida para el inicio de la campaña electoral. En otro tiempo, estos pasquines se pegaban en vallas y paredones de viviendas y solares deshabitados, hasta que un buen día el gobierno municipal de turno decidió, con buen criterio y aceptación por nuestra parte, el colocar tablones en lugares concretos y estratégicos diseminados por toda la ciudad en los que pegar los carteles publicitarios de cada formación política.

Y hasta aquí todo correcto.

Taladros en el muro perimetral de la SAFA

 El problema surge cuando, edición tras edición, los considerables taladros que se efectúan para colocar los correspondientes tacos de gran calibre y poder colgar dichos tableros, nunca coinciden de una vez para otra, por lo que se originan otros nuevos agujeros y las piedras de sillería que los soportan tienen marcadas en su piel decenas y decenas de orificios, algunos luciendo los tacos de plástico aún incrustados de heridas anteriores. Si estas piedras o estos muros se pudieran reponer con facilidad, no causarían ningún perjuicio de gravedad, sin embargo si esas piedras y esos muros pertenecen a edificaciones secundarias aunque con años de historia tras de sí y no se pueden reponer o no se reponen con facilidad, el daño que se va originando es cada vez mayor y más notable, al menos para los que amamos las piedras de Úbeda. En este sentido, principalmente nos duelen las piedras horadadas en los muros del mercado de abastos, las de la valla perimetral del colegio de la Sagrada Familia, las de la Avenida de La Loma y las de muchos sitios más.  

 Nosotros no somos técnicos en la materia para colocar dichos paneles, pero creemos que con un mínimo de sentido común se podían acoplar, en estos mismos lugares, unos anclajes definitivos en los que irían siempre ubicados los tableros de madera y así se evitarían hacer más y más agujeros a las piedras, unas piedras que por desgracia –como en este caso- aguantan todo lo que le hagan, aunque sea para agujerearlas.

 Ojalá y así lo deseamos, que dentro de unos dos años o cuatro años, no tengamos que volver a publicar un escrito como este para defender nuevamente a las que no tienen voz, nuestras –casi centenarias- piedras de Úbeda. 

Marcas en el muro de la Avenida de La Libertad