jueves, 1 de agosto de 2019

LOS REFUGIOS ANTIAÉREOS y (II)

Refugio de San Isidoro. Foto.- Lorenzo Rodríguez Alhambra

El 5 de abril de 1938 hallamos que el alcalde había viajado a Valencia (pues no olvidemos que en aquellas fechas el gobierno de la nación se había trasladado a la capital del Turia) y una de las gestiones que hizo, fue la presentación a la Comisión Nacional de la D.E.C.A. los planos y memoria para la construcción de los refugios subterráneos sólidos y capaces, diseñados por el técnico aparejador Eduardo Boluda Leiva. Una vez examinados detenidamente por aquel organismo, salvo pequeñas modificaciones, estos fueron aprobados. Otra de la gestiones, fue la comprar una sirena que una vez instalada en punto estratégico se oyese en un radio de tres o cuatro kilómetros. También dice el periodista que Úbeda, por motivo de los muchos refugiados, había triplicado su población.
El 10 de noviembre de 1938 viene un bando que dice así: “Teniendo esta Junta, necesidad de retirar los escombros existentes en los alrededores de los refugios del Claro Alto y Plaza de Carreteros, por medio del presente, se invita al pueblo en general y especialmente a los ciudadanos que posean caballerías o posean carros, a fin de que por cada ganado que tenga retire de dichos refugios la cantidad de quince cargas, depositándolas en los murallas de los Miradores, operación que deberá de hacerse completamente gratuita, etc., etc.”. Por lo que vemos, el otro refugio proyectado en lo que ahora es la calle Almadén, ni se inició.
El 20 de noviembre de 1938 en el periódico de este día, el D.E.C.A. publica un bando en el que se da a los ciudadanos instrucciones de cómo debían de actuar en caso de bombardeo si no les diera tiempo a marchar de su casa.
El 10 de diciembre de 1938 viene otro comunicado de la D.E.C.A. con cuatro acuerdos. 
1º.- Se recordaba a los propietarios de caballerías y vehículos la obligación que tenían de retirar gratuitamente de la vía pública los escombros procedentes de los refugios tal como tenía dispuesto la Comisión Nacional de Defensa Aérea.
2º.- Acuerdo que decía en síntesis que, haciendo falta para la terminación de los refugios personal laboral que habiendo en las calles numerosos hombres parados, se había dispuesto que las autoridades civiles y militares les obligasen ir a colaborar desinteresadamente para terminar aquellas obras tan necesarias.
3º.- Se avisaba a toda la población civil y militar que de comprobarse que no colaboraban con los guardias de los refugios a la buena conservación de los mismos y se dedicaran a tirar en ellos inmundicias, los utilizaran indebidamente, o inutilizasen el alumbrado u otros enseres de los mismos, sería considerada como persona desafecta a aquella Comisión y a la República y le sería puesta una multa de consideración y puesta a disposición de la autoridad competente.
4º.- Se recordaba a los ciudadanos en general que tuvieran muy en cuenta las instrucciones que debían de seguir en caso de ataque aéreo y además advertía que aunque no sonara la alarma y oyeran algún avión que se pusieran a cubierto y no se pusieran a observarlos bajo la multa o castigo correspondiente.
El 20 de enero de 1939 venía otro bando en el que se recogía lo del anterior y además advertían cómo debían protegerse los ciudadanos de los cristales y qué debía de hacerse de noche con las luces en caso de haber alarma, pues no debía de dejarse ni un rayo de luz que pudiera ser visto por las aeronaves. Advertían que los contraventores tendrían que pagar una multa de 75 pesetas la primera vez, de 200 la segunda y si llegase a la tercera, pagaría 500 y pasaría a disposición de los tribunales competentes. Este bando se repite en todos los números del periódico citado hasta el fin de la guerra.
No sabemos cuánto dinero efectivo se empleó en la construcción de dichos refugios, pues desde que se inició la suscripción hasta que dejan de publicarla el 10 de agosto de 1938, tenían recolectadas 351.188 pesetas, pero tenemos constancia de que el público siguió colaborando casi hasta el final de la guerra. Como se puede apreciar, parece ser que la guerra acabó y el refugio de San Isidoro no les dio tiempo ni a retirar todos los escombros que habían quedado dentro del mismo.
Ventilación del refugio de San Isidoro. Foto LRA.

Sellos-cupones para sufragar la construcción de los refugios

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