Si nos fijamos en el
muro que hay en la calle María de Molina, nº 16, veremos que lo corona una
serie de piedras talladas con la figura que vemos en la fotografía que adjuntamos.
Dichas piedras con esa forma tan curiosa, eran muchas más, pero desaparecieron cuando
se construyó el edificio que se encuentra a su derecha por lo que ocupaban todo
ese espacio.
Pues
bien, Martínez Elvira en su trabajo sobre esta calle publicado en la Revista
Gavellar número 90, viene a decirnos: “Entre
los números 18 y 16 hay un muro que sólo cubre planta baja, pero que,
curiosamente, aparece coronado por una crestería “goticista” de cuyo origen y
significación no sabemos nada”.
No
hace mucho, nuestro caballero Heráldico se topó con un hallazgo interesantísimo
que viene a aclarar esta incógnita. Se trata de un plano del proyecto de obra
del año 1863 que se encuentra nuestro Archivo Histórico. Resulta que esas
piedras “goticistas” formaban parte del antepecho del tejado de nuestras
antiguas Casas Consistoriales, pero al cambiarse el Concejo al Palacio de
Vázquez de Molina, el reloj que lo coronaba fue trasladado al Hospital de
Santiago y a la vez quitaron todo el antepecho con su crestería y lo dejaron de
la manera que se encuentra en la actualidad.
En
su desmonte, las piedras en cuestión las pondrían a la venta las cuales serían
compradas por el vecino de al lado para ponerlas coronando el muro o bardal que
daba a la calle; o tal vez fueron desechadas sin darles mayor valor –algo muy
frecuente en otros tiempos- y este vecino las colocó coronando la tapia de esta
fachada. En los años 50, esta finca urbana la tenía en propiedad Francisco
Poveda Expósito, un vendedor al por mayor de frutas en el mercado de abastos y
en él almacenada grandes cantidades de ellas, principalmente racimos de
plátanos para que allí maduraran.
En
foto adjunta podemos contemplar el plano del proyecto realizado por el maestro
de obras Francisco de Cózar que viene a certificar lo aquí exponemos. También
hemos recreado una simulación de cómo estuvo ubicado y observando muy
detenidamente una fotografía de la década de los 70 del siglo XIX (hacia 1873),
comprobaremos que en la década de los años 70 aún estaba la coronación e
incluso se adivina la silueta del templete del reloj.
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