viernes, 31 de enero de 2020

LA VENTA DE PAULA Y SU ENTORNO

La venta de Paula. (Foto J.G. Barranco)

Aún queda en pie el edificio que en su día fue la Venta de Paula que estaba –y está- ubicada en el camino real de Valencia. Antes de ella, según el historiador Ginés Torres Navarrete, se alzaba en este mismo lugar la Ermita de la Virgen de Gracia. Por tanto esta nueva edificación se construyó en el mismo terreno que antaño ocupaba la ermita, siendo las centenarias y venerables piedras de su fábrica las que se aprovecharon para levantar dicha venta.
Hoy ya forma parte del recuerdo, pero hasta hace algo más de medio siglo, tanto la venta como su entorno, tuvieron mucha vida y era un enclave muy transitado. Hagamos, pues, un viaje por las inmediaciones. Empezando por el Despeñadero, diremos que este lugar tiene un abundante venero de agua en el que su dueño instaló, en aquellos tiempos en los que no había red de abastecimiento de agua en las casas, un lavadero público donde muchas mujeres bajaban con sus ropas para lavarlas y por dicho servicio pagaban una pequeña cantidad de dinero. A partir de aquí el desnivel del terreno es muy pronunciado, porque desde este punto hasta la Alberquilla, todo eran canteras de piedra que se empleaban para la construcción de nuestros edificios, y en el terreno de abajo que quedó libre, se convirtieron en ricas y productivas huertas. Ahí tenemos por ejemplo la Huerta del Despeñadero que fue propia del Hospital de Santiago hasta la desamortización de Mendizábal. Junto a ella había otra que perteneció al Marqués del Donadío.

Por debajo de estos hortales pasa el camino que va para la Ermita de Madre de Dios del Campo. Este camino –precisamente- se bifurca en la venta de Paula para ir a Sabiote y también en este lugar se juntaba el Camino de la Fuente de la Salud que arrancaba desde el Cristo del Gallo, pasaba por lo que ahora son las calles Olivo, San Ramón y por la desaparecida Fuente de la Salud, que estuvo en lo alto de la calle Juan XXIII y terminaba en la pontanilla del Arrollo de la Alameda. Añadir por último que en ese desnivel se hallaba un abrigo de pastores; también en su día sirvió como refugio para los que custodiaban los campos y que posteriormente llegó a conocerse como la Cueva de la Curra, nombre popular que le vino de una mujer desgraciada que vivía pésimamente de su cuerpo. La cueva quedó ocultada no hace muchos años con los vertidos que se arrojaban desde la fábrica de baldosas y piedra que hay junto a la fábrica Liderfil.

El entorno de la venta. (Foto J.G. Barranco)

Descripción de la foto 2.- (1) Camino de la Fuente de la Salud, (2) Cueva de la Curra, (3) Camino de Madre de Dios, (4) Camino de Sabiote, (5) Venta de Paula, (6) Camino de la Alameda y (7) Arroyo de la Alameda.

viernes, 17 de enero de 2020

LAS CABAÑUELAS 2020 ANUNCIAN MUCHA AGUA INCLUSO EN SEMANA SANTA


Las cabañuelas -según "El Piti"- pintan muy bien para el campo y los pantanos, porque anuncian abundantes lluviaa en los cuatro primeros meses del año. Esperemos que así sea. Más crudo parece estar para las procesiones de Semana Santa. Ojalá se equivoque nuestro amigo y no sea tan dramático como lo pinta.  

lunes, 13 de enero de 2020

HOY HA FALLECIDO JOAQUÍN LÓPEZ SÁEZ "EL POLLO", DECANO DE LOS FOTÓGRAFOS UBETENSES

JASA en la última visita que hizo a Joaquín en su domicilio


Hoy, a los 96 años de edad, nos ha dejado el fotógrafo decano de Úbeda, Joaquín. Desde aquí le damos las condolencias a su familia y muy especialmente quien esto firma. 
Como sencillo homenaje a su persona a su labor en el mundillo de la fotografía local, vamos reproducir la biografía que aparece publicada en el libro TESTIGOS DE LA HISTORIA de JASA.

                                  Joaquín López Sáez, nace en Úbeda el 11 de enero de 1924.

Los estudios primarios los realizó en el colegio de don Cristóbal Cantero, en la plaza del Carmen. Al desencadenarse la guerra se suspenden las clases y él entra en la farmacia del doctor Pérez Jiménez en el Rastro y allí ayuda a la dispensación, tanto de medicinas como productos de droguería.

Su primer contacto con el mundo de la fotografía lo tuvo a los 15 años, dado que en diciembre de 1939 entró como aprendiz en el estudio que Juan Baras tenía en la calle Real. Ayudaba en las tareas propias de esta profesión, tanto dentro del propio estudio como cuando había que hacer trabajos en la calle, como bodas, comuniones o reportajes industriales. Al cabo de dos años, su jefe y maestro, le encomienda el primer reportaje de boda, una prueba de fuego que superó con éxito sirviéndose de una cámara KODAK de la época (sin fotómetro, ni telémetro) y con el flash de magnesio; éste sería su bautismo como fotógrafo, sin embargo, la confirmación la obtendría con un reportaje en el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Dichas fotografías quedaron expuestas por un tiempo en sus vitrinas y Ventura, un profesional ya consolidado, vaticinó que allí había madera de artista. Fue desde entonces cuando recibió la confianza plena de Juan Baras Torres por lo que percibiría –aparte de su sueldo- un tanto por ciento más.

Un día de 1949, y de la noche a la mañana, su jefe dejó el estudio para marcharse a Venezuela, recayendo sobre él toda la responsabilidad del negocio, auxiliado por un joven que había entrado como nuevo aprendiz que se llamaba Gabriel Quesada “Chafallo”. Mari, la hermana de Juan, es quien se puso oficialmente al frente del estudio sin tener conocimientos previos de este oficio, sólo tenía la capacidad innata heredada de su padre. Joaquín es quien da las primeras nociones de fotografía a la nueva jefa. Ambos, junto al joven Gabriel, sacaron el negocio adelante. 

Pasados unos años y llegado el mes de febrero de 1952, Joaquín decidió establecerse por su cuenta en un local que había quedado libre en la misma calle y frente al teatro Ideal Cinema. Durante un mes, el fotógrafo Ventura que estaba residiendo en Madrid, lo acogió en su domicilio mientras que él adquiría todo el material necesario para montar su propio estudio. Allí, en la calle Real, acogería como ayudante a su hermano menor llamado Paco.

En el año 1954, Joaquín decide abrir mercado en localidades colindantes siendo la vecina villa de Jódar en la que abriera su segunda galería, dado que esta localidad en esos años no había aposentado ningún estudio estable. Y así fue, en la plaza del Generalísimo nº 13 (hoy plaza de España) abrió el nuevo establecimiento.  

Ocho años permaneció aposentado en la calle Real con el nombre comercial de LÓPEZ SÁEZ, aunque luego lo cambiaría por JOAQUÍN, a pesar de todo, el vulgo le seguía reconociendo por su apodo familiar “El Pollo”. En 1960 se trasladó en alquiler al número 21 de la calle Nueva (Obispo Cobos); en sus bajos instalaría el estudio de fotografía y en la planta alta su vivienda familiar. Dos años más tarde contrajo matrimonio y el negocio de Jódar se lo cedió a su hermano Paco que se quedó allí a vivir.

Fueron catorce años los que mantuvo abierta la galería de la calle Nueva, ya que en 1974 entró como jefe de tráfico en la estación de autobuses ubetense y desde entonces dejó de ejercer “oficialmente” como fotógrafo; aunque sus reportajes y algunos trabajos se mantuvieron activos por mucho más tiempo.
           
Joaquín fue –durante varios años- corresponsal gráfico y literario del periódico IDEAL de Granada. Las imágenes obtenidas con su cámara de 16 milímetros, recogieron las noticias que se daban en la zona como corresponsal de TVE durante doce años. La alternativa en este mundo de la imagen la recibe el mismo día en que la tomó el torero local Carnicerito de Úbeda (10-03-1968). Sus instantáneas fueron portadas en tres ocasiones del periódico sensacionalista EL CASO. Llegó a ser el presidente local del Sindicato del Papel y Artes Gráficas donde estaban acogidos los fotógrafos de su época; poco después sería nombrado vocal provincial y más tarde ostentaría la presidencia provincial del Sindicato de Fotógrafos y vicepresidente del de Papel y Artes Gráficas, convirtiéndose en vocal a nivel nacional. Poseía el carné de Periodista Gráfico. Fue miembro fundador de la AFU y presidente de la misma durante unos años.

Durante su etapa como fotógrafo cosechó bastantes reconocimientos, como los que le concedió la agencia EUROPA PRESS. También ha conseguido que sus instantáneas sean el cartel oficial de la Semana Santa en tres ocasiones, más otras dos compartidas con FOTO MADRID.

Su vida profesional está jalonada de numerosas anécdotas, aunque sin lugar a dudas la que más se recordará en nuestra ciudad será la ocurrida aquel Domingo de Ramos de 1954 cuando, a la salida del “Borriquillo”, él quería hacer una instantánea del Paso con unas bellas nubes de fondo y en ese momento, por un fallo en ruedas o frenos, el trono lo presionó contra la pared de la rampa de la iglesia de la Trinidad, dejando permanente huella en su rostro y en los dedos de su mano derecha. El vulgo, ingenioso él, acuñó una frase jocosa que perduró durante mucho tiempo y decía así: ¡El “borrico” ha pillado al “pollo”!, su sobrenombre familiar.  

JASA

Nota.- Cuando he ido a dar el pésame a la familia, me he enterado que su hermano Paco había fallecido el pasado verano. Descansen en paz ambos.  

Paco López Sáez y JASA