Fachada del Palacio del Obispo Canastero
En
el nº 204 de la Revista Gavellar y en el número 122 de la Revista Ibiut,
nuestro caballero Heráldico publicó unos extensos y documentados trabajos sobre
quién fue el fundador del Palacio del Obispo Canastero y el porqué de los dos
bellos relieves que se exhiben en la fachada.
El relieve de la izquierda representa el
sello de la iglesia de Santa María de Úbeda y es idéntico al de la catedral de
Jaén, por concesión que hizo a nuestra iglesia mayor el obispo don Alonso Suárez
de la Fuente del Sauce en 1508. En él, se ve el templo de aquella ciudad
resaltado de la imagen de Nuestra Señora de la Asunción que fue la advocación a
la que sometieron ambas iglesias. La imagen, como el edificio, se halla sobre
un dragón y debajo de todo se encuentra la muralla de la ciudad de Jaén.
El otro relieve representa a San Julián, patrón
y obispo de Cuenca, del cual daremos una breve biografía. Nació en Burgos el
año 1123, en el seno de una familia acomodada. Se dice que en su bautismo se
apareció un ángel que, portando una mitra y un báculo, decía: “Julián a de
llamarse”. Muy joven ingresó en la Universidad de Palencia, donde se doctoró en
Sagrada Teología y en 1195 fue nombrado segundo obispo de Cuenca. Si nos
fijamos en los elementos del relieve, apreciaremos al obispo con dos canastas a
sus pies y otra confeccionándola en su falda; encima hallamos un cáliz que
simboliza el escudo de la ciudad de Cuenca, la estrella representa la
festividad de la epifanía que fue el día en que esta ciudad fue conquistada por
el rey Alfonso VIII en 1177. El ángel con báculo, mitra y cartela, representa
al que se apareció el día de su bautismo diciendo “Julián ha de llamarse”.
Refiriéndonos al escudo, nuestro
caballero Heráldico nos amplia: Está soportado por dos guerreros y el mismo
está timbrado con un manto sostenido por las manos y la argolla que pende del
cuello de un esclavo, lo cual forma el conjunto más bello de todos los escudo
de la ciudad.
Para acabar este estudio lo haremos haciendo
una descripción de cómo la figura del santo fue decapitada. Al iniciarse la
guerra civil de 1936, los edificios religiosos y algunos palacios fueron
utilizados como cárceles, almacenes, garajes u oficinas. Al convento de los
Padres Carmelitas se destinó para sede del Sindicato de la CNT. Un día del mes
de septiembre, un grupo de milicianos armados salió de estas dependencias en
busca de Millán López Ruiz, conocido por el apodo “Polizón”. Le esperaron en el
torreón de la Puerta de Losal, y cuando apareció junto a un tal Lindes, le
echaron el alto, pero éste en vez de pararse emprendió la huida calle arriba,
entonces aquéllos le dispararon hiriéndole levemente, por lo que él siguió
hasta refugiarse en este palacio, propiedad entonces de don Lázaro del Moral. Allí
se escondió en la cama del propietario. Los perseguidores, siguieron el rastro
de sangre y viendo que se encontraba dentro de aquella vivienda, se apostaron
en los balcones y ventanas de enfrente. Escalaron los tejados de las casas
vecinas y voceando, le instaron a que se entregara. Al verse perdido, salió a
la calle y puño en alto, emprendió de nuevo la huida al grito de “Compañeros,
libertad”, pero su fuga fue atajada al dispararle sus perseguidores a la
cabeza, haciéndole saltar la masa encefálica que se estampó en la encalada
fachada de la casa de al lado, propiedad de Manuel Ruiz Salido “Pancharra”. Fue
durante esta refriega cuando otro miliciano disparó a la cabeza de Obispo
Canastero, la cual cayó al suelo, siendo por varios días juguete de los niños
de la calle.
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