Horadaciones en las piedras del Mercado de Abastos
Si algunas de
nuestras piedras hablaran, este sería su grito de
pánico y
desesperación que exhalarían ante unas inminentes elecciones
Suponemos
que esta situación debe de ser muy similar a la que experimentan los pavos o
los langostinos cuando se aproxima la Navidad, porque cuando llegan unas nuevas
elecciones, son muchas piedras mudas de nuestro núcleo urbano las que padecen en
sus carnes su llegada.
Y por qué decimos esto. Resulta que
cuando se acercan las elecciones, ya sean europeas, generales, autonómicas o
municipales, la colocación de los primeros carteles marca el punto de partida
para el inicio de la campaña electoral. En otro tiempo, estos pasquines se
pegaban en vallas y paredones de viviendas y solares deshabitados, hasta que un
buen día el gobierno municipal de turno decidió, con buen criterio y aceptación
por nuestra parte, el colocar tablones en lugares concretos y estratégicos
diseminados por toda la ciudad en los que pegar los carteles publicitarios de
cada formación política.
Y hasta aquí todo correcto.
Taladros en el muro perimetral de la SAFA
El problema surge cuando, edición tras
edición, los considerables taladros que se efectúan para colocar los correspondientes
tacos de gran calibre y poder colgar dichos tableros, nunca coinciden de una
vez para otra, por lo que se originan otros nuevos agujeros y las piedras de
sillería que los soportan tienen marcadas en su piel decenas y decenas de orificios,
algunos luciendo los tacos de plástico aún incrustados de heridas anteriores.
Si estas piedras o estos muros se pudieran reponer con facilidad, no causarían
ningún perjuicio de gravedad, sin embargo si esas piedras y esos muros
pertenecen a edificaciones secundarias aunque con años de historia tras de sí y
no se pueden reponer o no se reponen con facilidad, el daño que se va originando
es cada vez mayor y más notable, al menos para los que amamos las piedras de
Úbeda. En este sentido, principalmente nos duelen las piedras horadadas en los
muros del mercado de abastos, las de la valla perimetral del colegio de la
Sagrada Familia, las de la Avenida de La Loma y las de muchos sitios más.
Nosotros no somos técnicos en la materia
para colocar dichos paneles, pero creemos que con un mínimo de sentido común se
podían acoplar, en estos mismos lugares, unos anclajes definitivos en los que
irían siempre ubicados los tableros de madera y así se evitarían hacer más y
más agujeros a las piedras, unas piedras que por desgracia –como en este caso-
aguantan todo lo que le hagan, aunque sea para agujerearlas.
Ojalá y así lo deseamos, que dentro de
unos dos años o cuatro años, no tengamos que volver a publicar un escrito como
este para defender nuevamente a las que no tienen voz, nuestras –casi
centenarias- piedras de Úbeda.
Marcas en el muro de la Avenida de La Libertad
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