sábado, 24 de septiembre de 2022

LOS CARTELES PUBLICITARIOS NO FORMAN PARTE DEL ENTORNO

 

Cuando se publicita un acto o evento, los carteles que ocupan la vía pública, 

deben ser retirados nada más pasar el acontecimiento 

En las recién pasadas fiestas en honor a nuestro patrón San Miguel, la programación cultural y lúdica se ha multiplicado. Para dar cumplida publicidad a muchos de los actos previstos, se suelen editan numerosos carteles que pululan por escaparates, farolas y también en vallas publicitarias asignadas para tal fin. Esta publicidad o cartelería, va desapareciendo con la retirada de las mismas o el solapado posterior de las que le preceden.

Sin embargo -y aquí viene nuestra reivindicación- hay otros carteles que ocupan parte de mobiliario público, principalmente los que van adheridos a los postes del alumbrado y algunos que –incluso- se atreven a pegarlos en las fachadas de edificios particulares. Y decimos esto porque suele ser bastante frecuente que, cuando pasa el evento anunciado, un buen número de estos anuncios se quedan allí olvidados dando muy mala imagen y ofreciendo un aspecto de suciedad. Mala imagen porque, sobre todo los de los toros, van adheridos a cartonajes y con el viento o la lluvia, quedan destrozados recostados en su poste; porque si se destrozan y caen a la vía pública, los empleados del servicio de limpieza los retiran, pero si aún están asidos al pie de la farola o pegados a la misma, esos permanecen inertes allí durante muchos días y hasta varias semanas. (Este proceder solía ser muy común en pasadas ediciones). Y no sólo nos referimos a los de los espectáculos taurinos, sino también a los del circo, similares o eventos puntuales.

Y viene al pelo esto que aquí denunciamos públicamente porque, desde mediados de abril, es decir, desde hace seis meses con sus ciento ochenta días, todavía queda un cartel expuesto y solapado a una farola en la calle Picasso anunciando un espectáculo de dinosaurios, que, para colmo de males, se llevaba a cabo en otra localidad de la provincia. Todo ello sin hablar del coetáneo que está pegado debajo anunciando el espectáculo de El Libro de la Selva, que aún pulula por muchas farolas y fachadas de los edificios de las inmediaciones.   

Simplemente queremos decir con esto que, del mismo modo que se colocan estos carteles, luego los deberían retirar sus responsables nada más pasar el acto o evento y no queden allí expuestos y ajados formando parte del entorno. 

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