Valga
este artículo, dedicado a Juan Yerpes, como homenaje a todos aquellos canteros que
trabajaron en Úbeda esta piedra tan poco común en nuestras construcciones y sin
embargo tuvo su protagonismo en una industria muy nuestra. Dichos canteros, que
no picapedreros, dejaron su vida y nos dejaron sus obras labrando las piedras
para los tradicionales almazaras o molinos de aceite, las cuales ya forman parte
de nuestra historia y algunas sirven ahora como piezas de museo y ornato.
Juan
Yerpes López nació en Úbeda el año 1904. Desde muy joven entró como aprendiz a
las órdenes de Fernando, un maestro de cantería. En aquellos años estuvo
trabajando en la construcción del colegio y la iglesia de los Jesuitas (SAFA)
donde conoció a quienes años más tarde serían sus socios. Pero su mayor
reconocimiento vino en los años 40 cuando hizo sociedad con Juan Vera y
Francisco Ruiz “el Gordo” para fabricar las piedras de granito de los molinos
aceiteros, tanto las de la solera como los rulos.
De
una cantera de granito que había entre Arquillos y Vilches, cuyos terrenos eran
propiedad del prestigioso doctor Carlos Jiménez Díaz que residía en Madrid y al
que le pagaban una renta por la explotación, extraían su materia prima e in
situ la trabajaban. Hasta allí se desplazaban los tres socios cuando entraba la
primavera permaneciendo en el tajo durante seis meses hasta la llegada el mal
tiempo. Los bloques pétreos los extirpaban de la roca con el empleo de barrenos
y cuñas de hierro. Después de pasar de sol a sol dando forma a las piedras con
picos, cinceles y martillos, pasaban la noche durmiendo en una caseta de peones
camineros. Cuando se les acababan las provisiones y necesitaban reponerlas y
coger ropa limpia, se trasladaban a Úbeda haciéndose acompañar de una bestia
que tenían. La demanda de sus trabajos la hacían las dos fábricas ubetenses que
estaban en plena producción, las fundiciones de Fuentes Cardona y Palacín, y
éstas las distribuían por toda Andalucía y La Mancha. En los meses que
permanecían en Úbeda, se dedicaban a restaurar las piedras de todos los molinos
aceiteros que habían instalado las fundiciones y Juan Vera también buscaba
hueco para trabajar con los hermanos Olivares. Durante algunas campañas
tuvieron como ayudantes extras a algunos sobrinos de Juan Yerpes como Juan
Pedro, Pablo y otro procedente de Torreperogil llamado Alonso al que conocían
por “el Moro”.
Aparte
de esta ocupación, a la que dedicaron casi toda su vida, también tuvieron
ocasión de realizar algún trabajo más artístico, como el basamento del
monumento a San Juan de la Cruz, intervenciones en las obras de la iglesia de
San Miguel, las peanas de los leones en la delantera del Ayuntamiento y una
fuente que hay en el Paso de Despeñaperros por la antigua carretera. Para estos
trabajos montaron su taller en la desacralizada iglesia de San Lorenzo. La
sociedad se fue resquebrajando cuando falleció Juan Vera en 1972 a la edad de
60 años y poco después también murió Francisco. Juan Yerpes no tuvo más remedio
que seguir trabajando -por eso de las no cotizaciones- hasta los 70 años.
Falleció en 1993.
Juan
y su familia, fueron los primeros caseros de la cooperativa La Unión conocido
anteriormente por el “Molinillo” que dio nombre a la calle hasta 1958 en que
pasó a llamarse calle Córdoba, siendo este mismo lugar la sede fiscal y
administrativa de la cooperativa La Unión de Úbeda hasta hace poco tiempo. En él permanecieron
desde 1931 hasta 1956. Por tal motivo y durante esos años, las campañas de
recolección de la aceituna las pasaba trabajando allí.
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