Siempre se ha dicho que de bien nacido es ser agradecido. Nosotros como parte integrante del pueblo vamos a reconocer públicamente lo que consideramos que está bien hecho y por consiguiente agradecer a sus responsables estas “a nuestro criterio” acertadas intervenciones.
Es por ello por lo que los “caballeros” que componen esta asociación queremos manifestar nuestro reconocimiento y agradecimiento, a quien corresponda que se cuelgue la medalla, por la restauración de la columna del humilladero de la Cruz de Hierro que volvió –hace unos meses- a su lugar después de haber sido víctima de la euforia futbolera.
Igualmente queremos manifestar nuestro contento por la restauración llevada a cabo en el Torreón de la Cava donde arranca la calle Santo Cristo. Sin embargo, nuestra alegría no puede ser completa, dado que tenemos que hacer unas objeciones al respecto las cuales ya hemos denunciado en algunas otras ocasiones por cometerse los mismos desaciertos. No entendemos el porqué en cada intervención llevada a cabo en cada uno de los lienzos de nuestras murallas, se adopta un criterio diferente de restauración (suponemos que será un mal endémico al igual que los mil y un modelos de farolas que jalonan nuestras calles) pues pensamos que los huecos que habían perdido la piedra original se podían haber reemplazado con otras y no con cemento blanco ¿No será por falta de piedras en Úbeda?, nos preguntamos. Esa misma masa blanca se ha empleado para las juntas. ¿Es que ya no hay arena de “nuestro país” para mezclarla? Del mismo modo lamentamos que se haya colocado una puerta de entrada al mismo que es más propia de un armario ropero que de una torre medieval. ¿Es que no hay en Úbeda artesanos de la carpintería que pudieran haber realizado una más afín con esta edificación? Desconocemos qué coste habrá tenido dicha puerta pero seguro que más elevado que la de una carpintería tradicional.
Es por ello por lo que los “caballeros” que componen esta asociación queremos manifestar nuestro reconocimiento y agradecimiento, a quien corresponda que se cuelgue la medalla, por la restauración de la columna del humilladero de la Cruz de Hierro que volvió –hace unos meses- a su lugar después de haber sido víctima de la euforia futbolera.
Igualmente queremos manifestar nuestro contento por la restauración llevada a cabo en el Torreón de la Cava donde arranca la calle Santo Cristo. Sin embargo, nuestra alegría no puede ser completa, dado que tenemos que hacer unas objeciones al respecto las cuales ya hemos denunciado en algunas otras ocasiones por cometerse los mismos desaciertos. No entendemos el porqué en cada intervención llevada a cabo en cada uno de los lienzos de nuestras murallas, se adopta un criterio diferente de restauración (suponemos que será un mal endémico al igual que los mil y un modelos de farolas que jalonan nuestras calles) pues pensamos que los huecos que habían perdido la piedra original se podían haber reemplazado con otras y no con cemento blanco ¿No será por falta de piedras en Úbeda?, nos preguntamos. Esa misma masa blanca se ha empleado para las juntas. ¿Es que ya no hay arena de “nuestro país” para mezclarla? Del mismo modo lamentamos que se haya colocado una puerta de entrada al mismo que es más propia de un armario ropero que de una torre medieval. ¿Es que no hay en Úbeda artesanos de la carpintería que pudieran haber realizado una más afín con esta edificación? Desconocemos qué coste habrá tenido dicha puerta pero seguro que más elevado que la de una carpintería tradicional.
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