viernes, 8 de septiembre de 2017

HISTORIA DEL CARNAVAL EN ÚBEDA "EL CAFÉ DANIEL"

Pareja de disfraces en el Café Daniel

EL CAFÉ DANIEL

Este café tuvo dos etapas: la de anteguerra y la de posguerra, la de Daniel Tera (su fundador) y la de sus sucesores. Daniel Tera Martínez era natural de Navas de San Juan, aunque sus ascendientes procedían de Calabria (Italia), según cuenta nuestro nonagenario Jerónimo Maeso. Ya en 1913 hay noticas de su presencia en Úbeda dado que aquí tenía un taller de calderería, posiblemente en la calle Tesillo de Monjas (Sagasta). Casó con Teresa Sáez Cabezas con la que no tuvo descendencia. Llegó a tener varias propiedades, siendo en la casa de la calle Gradas donde fijó su residencia. Los que le conocieron decían de él que no tenía mucha cultura, pero para los negocios era un lince. Le gustaba la juerga y su estampa así lo delataba, pero también tenía un gran corazón. A finales de los 20 comienzo de los 30 (s. XX) ya hay noticias del Café Daniel y sus bailes siendo de máscaras los de Carnaval, una fiesta que también le atraía y en la que participó activamente en alguna ocasión, tanto en la calle como -por descontado- en los bailes.
            En la calle Gradas nº 6 y hacia 1920, Daniel levantó un café-teatro y un bar en lo que antes fue un molino aceitero perteneciente a Rafael Navajas. Sabemos que Daniel estuvo regentando otro café en la calle Real que luego traspasó a Segundo Mas. Posteriormente también traspasaría el café La Mezquita de la plaza de Toledo a Pedro Aranda que luego llegaría a Fernando Victoria López. Daniel tenía un sueño, que era conectar su salón-café con la citada plaza, pero no lo consiguió aunque sí logró hacerlo con la calle Mesones nº 9 en el año 1929 al adquirir una casa que con ella se comunicaba. Así bien, por este nuevo lado montó el Café Bar Tera que comunicó con el salón que tenía su entrada primitiva por la calle Gradas y donde había instalado un pequeño bar llamado La Alhambra; todo quedó unido después de una gran remodelación a comienzo de los años 30. En épocas concretas, como Navidad y Carnaval, Daniel alquilaba a algunos empresarios el salón-café para llevar a cabo sus fiestas y bailes. Tras su fallecimiento acaecido el 22 de enero de 1941 cuando contaba 67 años de edad, su viuda lo arrendó a Andrés Bernabeu y posteriormente a los hermanos Sebastián y Diego Fernández Sánchez. Luego, por herencia, llegó a manos de dos resobrinos de su mujer, Tomás Aparicio Villena (hijo de su sobrino Tomás Aparicio Sáez) y de Tomás del Valle Aparicio (hijo de Dulce Aparicio Sáez) conociéndoseles por su talla (el grande y el chico) o como “Los Tomases”. Años después y tras sufrir un embargo tuvieron que desvincular el Café Daniel con el Bar Tera, por lo que la parte de abajo fue adquirida por sus arrendatarios en 200.000 pts. Sabemos que durante bastantes meses también fue gestionado por Tomás Fernández “Tadeo”. Tanto unos como otros, siempre mantuvieron el nombre de Café Daniel, junto con sus actuaciones y bailes, entre ellos los de máscaras y con ese esplendor se mantuvo hasta final de los años 50. A partir de esta fecha en la planta de abajo quedó como restaurante en manos de Fausto Sánchez y los salones de la planta arriba los explotaba José Salido para celebraciones sociales. A finales de los 50 la parte de abajo -donde se encontraba el café-teatro- se destinó a salón recreativo regentado por José Mª López Ruiz que los mantuvo hasta comienzo de los años 90. El coqueto bar que daba a la calle Gradas, fue alquilado a Baldomero Padilla, un taxista que montó aquí su primer bar y lo rebautizó con el nombre de El Taxi (1966). Este bar está cerrado desde hace varias décadas y aún se mantiene en pie, sin embargo el salón se encuentra en ruinas y es propiedad del constructor “El Cypry”.
En cuanto al Bar Tera de la calle Mesones, sabemos que lo regentaron y explotaron los dos “Tomases” desde el 1955 y ambos se iban alternando como gerentes cada cuatro años, dado que comenzó siendo titular Tomás del Valle el “Chico” y en 1959 pasó a Tomás Aparicio el “Grande”. Este añorado Café Bar Tera sobrevivió hasta comienzo de los años 80 en que fue vendido a Miguel Fernández Tallante para poner una zapatería y ahora ocupa su lugar un establecimiento de ropa.
            En el año 2003, la comparsa femenina quiso hacerle un homenaje adoptando su nombre y evocándolo en algunas de sus coplillas.

* Extraído del libro en preparación HISTORIA DEL CARNAVAL EN ÚBEDA. 

JASA

No hay comentarios:

Publicar un comentario