Jurado de Carnaval, 2013
Desde tiempos
inmemoriales la Iglesia y el Carnaval han mantenido posiciones antagónicas; la
eterna lucha de Don Carnal y Doña Cuaresma, como en su día escribió el
Arcipreste de Hita. Pero no siempre fue así, al menos en los siglos X y XI.
Lo
más cercano al pueblo son las cofradías y aunque éstas se encuentren enmarcadas
en el espectro de la Iglesia, no han formado parte de la espina dorsal de la
misma porque las han configurado gentes de a pie, en definitiva el pueblo llano.
Y digo esto, porque -si bien es cierto que la Iglesia es jerárquica y deben
obedecer lo que les venga de arriba- sus dirigentes caminan con los pies en el
suelo (no por el cielo) y están mezclados con el vulgo -tanto que- forman parte
del mismo.
Dejando
a un lado este terreno que no es el mío, lo que vengo a decir es que desde hace
bastantes años nuestras cofradías, sobre todo las de Semana Santa, de alguna
manera se han acercado a esta fiesta, desde una posición discreta y en aspectos
concretos de la misma, pero se han acercado. Y con ello no quiere decir que
hayan abrazado a Lucifer ni se hayan espolvoreado con azufre.
En
los primeros años del siglo XX, en algunas ocasiones las cofradías organizaban
bailes de máscaras para obtener unos beneficios y reinvertirlos en el
engrandecimiento de sus cofradías y procesiones. Llegados los tiempos de las
dictaduras, parece ser que todos guardan las distancias. Ya en democracia y
adentrándonos en la década de los 90, se producen en Úbeda los mayores
desencuentros entre cofradías y el Carnaval y sus seguidores. Pero sobrepasados
dichos escollos y cada parte ocupando su espacio y recorriendo el camino que le
corresponde a cada cual, desde ahora en adelante no se volverá a producir
ningún rifirrafe de verdadera importancia.
Así
bien, desde el final de los años 90 venimos asistiendo a numerosos encuentros
entre carnavaleros y semanasanteros, entre las cofradías y las fiestas de
Carnaval. Recordemos algunos de estos “buenos rollos” como se suele decir en el
argot actual. En el salón de actos de la Casa de Cofradías se han hecho las
presentaciones del librito RECUERDOS DE CARNAVAL EN ÚBEDA y del anuario
PREGONERO DEL CARNAVAL. En este mismo escenario han ofrecido sus presentaciones
en público muchas agrupaciones e incluso los sótanos de esta casa han servido
de lugar de ensayo. Las cofradías de Ntra. Sra. de Gracia, Caída, Santa Cena y
Sentencia han sido durante algunos años las que han gestionado las barras de
actos muy destacados, como el concurso de agrupaciones, la Carnestolenda, la Gala
Lo Mejor o la Carpa. La “Gracia” también organizó una velada de Carnaval en
febrero de 2004. La cofradía de El Prendimiento, en sus comienzos (2002), pidió
colaboración a varias agrupaciones para celebrar un festival y obtener unos
beneficios extras, e incluso gestionó alguna barra en el Ideal. Jóvenes de la
cofradía de Jesús Nazareno han estado colaborando con el festival de Manos
Unidas en algunas ediciones.
Durante
muchos años los componentes del jurado han sido -curiosamente- cofrades muy
destacados en las hermandades, incluso hubo una edición en que los cinco
miembros que lo componían ocupaban (o habían ocupado) el cargo de hermano mayor
de las mismas. Ni que decir tiene que en todas las agrupaciones de Carnaval, un
buen número de sus miembros está comprometido con alguna cofradía, bien sea en
la cuadrilla de costaleros, en la banda o como hermano de guión. Sin
generalizar, pero bastantes “presidentes” de las mismas han estado muy
significados en esta fiesta. Por último decir que el actual presidente de la
ACCU, Luis Cobo, fue en su día Hermano Mayor de la cofradía de la Noche Oscura.
Tampoco
vamos a olvidar la estrecha relación y colaboración que han tenido las
agrupaciones carnavaleras con el festival pro Manos Unidas desde 1997, el cual
se ha celebrado en el colegio de los Padres Jesuitas y en la actualidad en el
de los Padres Salesianos.
¿Quién
nos iba a decir hace años que los sacerdotes presenciarían algún día la
cabalgata de Carnaval e incluso pondrían atención a sus coplillas? Lo cierto es
que en los últimos tiempos la concordia entre ambas tendencias es bien notoria
y se respira buena armonía y pienso que buena parte de ello lo han hecho
posible los jóvenes que han comprobado que ambas “religiones” pueden ser
perfectamente compatibles. Valga como anécdota el hecho de que el que fuera
presidente de la Unión de Cofradías en los años de más revuelo, José Luis
Latorre, tiempo después abriría las puertas de su centro de trabajo como era el
Museo Arqueológico de Úbeda, para la presentación de una comparsa.
En
definitiva, la historia se repite y se mantiene desde siglos ha. Don Carnal y
Doña Cuaresma, Carnaval e Iglesia, la Licencia y el Recato, siempre estarán
condenados a convivir juntos, casa con casa, tabique con tabique, aunque nunca revueltos,
pero si es posible buscar la armonía y cada cual con su destino. Hay una cita que
así nos lo recuerda: ¡No hay Carnaval sin
Cuaresma!
JASA