Antonio, Manuel y Nicolás,
fundadores de la Huerta de San Antonio
Los Caballeros Veinticuatro hemos visitado varias
veces la iglesia de San Lorenzo y su “apertura por obras” y cada vez nos
marchamos de allí más satisfechos.
En primer lugar porque
vemos cómo poco a poco se va materializando el ambicioso proyecto que consistía
prioritariamente en las obras de consolidación del edificio y posteriormente en
su restauración, rescatar la historia que se esconde en sus entrañas con
intervenciones arqueológicas y por supuesto el último trabajo que ha
constituido en abrir la cegada puerta trasera que da a un pequeño cementerio,
abriendo el muro perimetral y colocando una reja de forja ubetense. En segundo
lugar por comprobar cómo sólo tres personas, los hermanos Antonio, Manuel y
Nicolás Berlanga Martínez -apoyados por el obispado- están realizando una
magnífica puesta en valor de este monumento nacional que deja a todo aquel que
lo visita orgulloso de tenerlos por ubetenses comprometidos con su tierra, pues
hasta ahora son los únicos en la historia de nuestra población que están
haciendo este bellísimo y denodado gesto con nuestro maltratado patrimonio.
La verdad es que a
nosotros nos agradaría infinito que hubiera más mecenas de éstos o por lo menos
alguno o algunos que siguieran ese mismo ejemplo e intervinieran en algunos
edificios históricos más. Por ejemplo reconstruir la techumbre de la preciosa y
singular ermita de San Bartolomé, pues tiene todos sus muros en perfecto estado
y sólo le falta la cubierta. Sería una triste pena que desapareciera este
edificio que fue reconstruido en los años 20 del s. XVIII, que fue parroquia
durante un siglo y que sus raíces se remontan a la Reconquista y posiblemente
mucho más atrás.
Portada descubierta de San Lorenzo
Ermita de San Bartolomé
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