miércoles, 30 de abril de 2014

LA PROCESIÓN GENERAL DEL VIERNES SANTO EN ÚBEDA

Una joya para conservarla y mimarla como legado que
ya pertenece al Patrimonio de la Humanidad

Nuestro colectivo jamás ha entrado en valorar y opinar sobre cuestiones de carácter religioso como es la Semana Santa, aunque por esta vez entendemos que vamos a tocar un tema que se ha convertido en un legado más a defender como parte intrínseca de nuestra herencia cultural y patrimonial.

Cuando un evento (decimos evento para aglutinar todo aquello que bajo este nombre se puede llevar a cabo), se acomete durante las mismas fechas y en un periodo determinado del año, decimos que se convierte en COSTUMBRE, y cuando esa costumbre se sucede a lo largo  de muchos  años consecutivos decimos, para reforzar más ese hecho, que es una TRADICIÓN. Y para rizar el rizo, cuando esta tradición supera los 100 años de antigüedad decimos que ya forma parte de nuestro PATRIMONIO CULTURAL y entra a ser un fragmento de la idiosincrasia histórica de nuestra ciudad.

Decimos esto en referencia a nuestra Magna Procesión  General del Viernes Santo, Patrimonio Histórico Artístico de nuestra ciudad y seña de identidad de nuestra Semana Santa que, desde 1897, viene celebrándose hasta nuestros días. Venimos escuchando, y cada vez con más fuerza y en diferentes tertulias, que es un evento que sobra… que es repetir lo mismo de lo mismo… que debiera celebrarse cada equis años… que ya no tiene sentido con la incorporación de las nuevas cofradías... que la forma de llevar los tronos ha cambiado… etc., etc.… 

Nosotros desde aquí queremos romper una lanza, el escudo y hasta nuestra espada, a favor de que esta magnífica e incomparable manifestación cultural-religiosa que hace una labor de catequesis plástica para los creyentes a través de nuestras imágenes y tronos, y acompañada de sus correspondientes hermanos cofrades con todos sus atributos procesionales, se perpetúe en la historia de nuestra ciudad para bien de las futuras generaciones.
   
Y porque la Úbeda monumental distinguida como Patrimonio de la Humanidad lo es gracias a su Plaza de Santa María o de Vázquez de Molina, en donde cada año, en el atardecer del Viernes Santo se forja un cuadro inigualable que la hace aún más grande. El emblemático espacio se llena de un colorido espectacular con penitentes de nuestras cofradías, sonidos lejanos de tambores y trompetas que se van acercando, las centurias romanas y las valiosas esculturas convertidas en imágenes sagradas irradiando espiritualidad y devoción. Esta escena aparentemente caótica pero llena de atractivo y belleza, es el comienzo de un momento trascendental en nuestra Semana Santa y en nuestra ciudad. Aunque sólo fuera por componer este cuadro inigualable en escenario tan prodigioso, valdría la pena mantenerlo como agradecimiento a nuestros antepasados que lo hicieron posible y generaciones posteriores lo han sabido mantener y engrandecer.


Pedimos pues, a los jóvenes -dado que está en sus manos- que no se pierdan estos momentos de vitalidad, de bullicio, de hermosura y que sigan siendo el origen del acontecimiento anual de nuestra Magna Procesión General que es en definitiva lo que nos distingue de otras Semanas Santas a las que tanto nos estamos acercando en detrimento de lo nuestro, de lo genuino, de lo autóctono. Sólo supone un esfuerzo más y aplaudimos los que así lo hacen en esta procesión especial. Estamos convencidos que entre todos conseguiremos su perpetuidad; así lo demanda el espíritu de nuestros antepasados y así lo pedimos los Caballeros Veinticuatro.