lunes, 1 de julio de 2013

BUENA, AUNQUE EXIGUA INTERVENCIÓN

Foto: JASA
Después de unos meses de tregua, los cuales nos han servido para hacer acopio de víveres, limpiar el armamento, reponer la munición y arneses, reparar nuestras murallas, almenas y matacanes, emprendemos una nueva cruzada en defensa de nuestro patrimonio como bien rigen nuestras ordenanzas y nos lo recuerda nuestra conciencia de ubetenses comprometidos.
Convencidos estamos que los tiempos que corren con una crisis agarrada a nuestras gargantas y nos está asfixiando cada vez más a la par que vacía nuestros bolsillos, las arcas de los distintos estamentos públicos también se encuentran bastante enjutas. Estamos convencidos de que hay otras prioridades que afrontar antes de meterle mano a un edifico o monumento que, para colmo, no se queja por muy abandonado que esté, por muchas grietas que tenga, por muchos palomos que le caguen encima o por la muy desastrosa o poco acertada que haya sido su reparación. Siempre se ha dicho que las piedras son “Testigos mudos”.    
Pero a veces y de vez en cuando, nos dan alguna que otra satisfacción, sobre todo los que tienen el poder de intervenir en ellos. Decimos esto por las obras de emergencia que se han llevado a cabo recientemente en la torre y fachadas de la iglesia de la Stma. Trinidad. Hace unos meses se desprendieron  trozos de piedra de su cornisa que no lastimaron a nadie, pero sí pusieron sobre aviso para acometer una intervención pronta que consolidara lo desmoronado y de paso limpiara las caras más visibles de este céntrico templo. Y el obispado, propietario del inmueble, ha sido el que ha tenido que salir al paso. El resultado final es satisfactorio y los que han ejecutado la obra han hecho un buen trabajo a pesar del bajo presupuesto. 
¿Se podía haber hecho más, por muy poco más? ¡Creemos que sí, sobre todo para atajar el problema de fondo que son las palomas! Porque al ver la inversión que se hizo para esta intervención, que no restauración, y los gastos que llevaba consigo el majestuoso andamiaje que se tuvo que montar, vino a nuestra mente aquél Plan “E” de un anterior gobierno donde -en algunas ocasiones- el cartel anunciador tenía más coste que el dinero invertido en la obra. Pero algo es algo y pesar de todo y desde aquí, nuestro colectivo aplaude la intervención que ha dirigido Manuel Martos Leiva, sabiendo de buena tinta que ha actuado de motu proprio en más zonas de las concertadas en el proyecto.

Sobre nuestra opinión con relación al mortero de cal y arena “calicanto” empleado para sanear las juntas, diremos que no hubiese costado mucho igualar el color de la piedra, principalmente para la portada oeste de la Santísima Trinidad, aunque nuevamente ahí entre el presupuesto. Del mismo modo decimos y sabemos que, con el paso de unos meses, la lluvia y la contaminación ambiental, dará la pátina necesaria para que no desentone tanto esta mezcla, que por otro lado es la casi misma que tenía anteriormente y que se empleaba antaño en este tipo de edificaciones.     
Foto: Lorenzo Rodríguez Alhambra


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