miércoles, 31 de julio de 2013

EJEMPLO DE COMPROMISO


Hace meses la junta directiva de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad puso en marcha una iniciativa para restaurar el tejado de la torre campanario de la iglesia de San Millán donde tiene su sede esta antigua y rancia hermandad. A esta empresa la llamaron “Operación Teja” y consistía en sensibilizar al pueblo ubetense para que colaboraran con la compra de una teja con la que rehacer la cubierta de la torre. Con un donativo de 20 euros se sufragaba la compra de una teja vidriada en color caramelo y la cofradía en correspondencia gravaría el nombre del donante en ella; también le obsequiaría con una réplica en miniatura. El precio de coste de ambas tejas confeccionadas por el alfarero Melchor “Tito”, serían de 7 euros, con lo que la cofradía tendría un beneficio de 13 euros que destinaría en otros gastos, tales como el material complementario y el montaje de andamio que se llevó un pico. Y el pueblo, hermanos, cofrades de otras hermandades, colectivos y algún que otro simpatizante foráneo de la causa, han colaborado llegando a contabilizarse alrededor de unas quinientas tejas adquiridas. Todo un gesto de solidaridad y una iniciativa digna de admiración.
            Una vez conseguidos todos los permisos, un puñado de directivos y hermanos de la misma con conocimientos y experiencia en albañilería y cantería, se pusieron manos a la obra a las órdenes de Nicolás López, y durante varios fines de semana han trabajado desinteresadamente para restaurar y dar a la torre campanario el magnífico aspecto que hoy ofrece. Aparte de este excelente trabajo, también han limpiado las cubiertas de la iglesia.
Los responsables de esta “aventura” y de su puesta en marcha, están sumamente orgullosos por haber trabajado en dicha obra de restauración que dará larga vida al campanario y de paso ofrecerá un aspecto novedoso por lucir una teja de barro vidriado con el color típico ubetense, como el de los antiguos lebrillos que se fabricaban otrora en los alfares de la calle Valencia. Y están doblemente satisfechos porque cuando se trata de trabajar por su “Madre”, no escatiman esfuerzos quintándoselos de horas a sus familias. Muchos reconocen que tal vez no sean de misa habitual, pero lo que sienten por esta imagen y lo que les trasmite es indescriptible, teniendo su máximo exponente en la tarde del Viernes Santo cuando Ella se mezcla con el pueblo experimentando momentos muy intensos en lo más profundo de cada hermano.
Este es un claro ejemplo de compromiso de cofrades por defender y luchar por su iglesia, la casa de su Soledad. Y lo han hecho de motu proprio sin pedir ayuda al obispado que es en definitiva el propietario del inmueble y del que -por descontado- no han recibido ni un euro. Reconocen -en este sentido- que el apoyo moral y el ánimo a su denodado trabajo lo han  recibido del sacerdote responsable durante algún tiempo de San Pablo, don Robustiano Gallego.
Nuestra teja y algunas más de varios allegados, hoy están protegiendo la casa de una imagen con gran veneración popular y salvaguardando parte de nuestro patrimonio.  




 




lunes, 15 de julio de 2013

HA FALLECIDO EL PADRE DEL MERCADER



Hace pocas horas ha fallecido Miguel Soria Cobo,
el padre del Caballero Mercader. 
Desde aquí todos alzamos una plegaria por su alma. 
R.I.P.

lunes, 1 de julio de 2013

BUENA, AUNQUE EXIGUA INTERVENCIÓN

Foto: JASA
Después de unos meses de tregua, los cuales nos han servido para hacer acopio de víveres, limpiar el armamento, reponer la munición y arneses, reparar nuestras murallas, almenas y matacanes, emprendemos una nueva cruzada en defensa de nuestro patrimonio como bien rigen nuestras ordenanzas y nos lo recuerda nuestra conciencia de ubetenses comprometidos.
Convencidos estamos que los tiempos que corren con una crisis agarrada a nuestras gargantas y nos está asfixiando cada vez más a la par que vacía nuestros bolsillos, las arcas de los distintos estamentos públicos también se encuentran bastante enjutas. Estamos convencidos de que hay otras prioridades que afrontar antes de meterle mano a un edifico o monumento que, para colmo, no se queja por muy abandonado que esté, por muchas grietas que tenga, por muchos palomos que le caguen encima o por la muy desastrosa o poco acertada que haya sido su reparación. Siempre se ha dicho que las piedras son “Testigos mudos”.    
Pero a veces y de vez en cuando, nos dan alguna que otra satisfacción, sobre todo los que tienen el poder de intervenir en ellos. Decimos esto por las obras de emergencia que se han llevado a cabo recientemente en la torre y fachadas de la iglesia de la Stma. Trinidad. Hace unos meses se desprendieron  trozos de piedra de su cornisa que no lastimaron a nadie, pero sí pusieron sobre aviso para acometer una intervención pronta que consolidara lo desmoronado y de paso limpiara las caras más visibles de este céntrico templo. Y el obispado, propietario del inmueble, ha sido el que ha tenido que salir al paso. El resultado final es satisfactorio y los que han ejecutado la obra han hecho un buen trabajo a pesar del bajo presupuesto. 
¿Se podía haber hecho más, por muy poco más? ¡Creemos que sí, sobre todo para atajar el problema de fondo que son las palomas! Porque al ver la inversión que se hizo para esta intervención, que no restauración, y los gastos que llevaba consigo el majestuoso andamiaje que se tuvo que montar, vino a nuestra mente aquél Plan “E” de un anterior gobierno donde -en algunas ocasiones- el cartel anunciador tenía más coste que el dinero invertido en la obra. Pero algo es algo y pesar de todo y desde aquí, nuestro colectivo aplaude la intervención que ha dirigido Manuel Martos Leiva, sabiendo de buena tinta que ha actuado de motu proprio en más zonas de las concertadas en el proyecto.

Sobre nuestra opinión con relación al mortero de cal y arena “calicanto” empleado para sanear las juntas, diremos que no hubiese costado mucho igualar el color de la piedra, principalmente para la portada oeste de la Santísima Trinidad, aunque nuevamente ahí entre el presupuesto. Del mismo modo decimos y sabemos que, con el paso de unos meses, la lluvia y la contaminación ambiental, dará la pátina necesaria para que no desentone tanto esta mezcla, que por otro lado es la casi misma que tenía anteriormente y que se empleaba antaño en este tipo de edificaciones.     
Foto: Lorenzo Rodríguez Alhambra