lunes, 28 de mayo de 2012

NUESTRA POSTURA ANTE EL PAGO DE UNA ENTRADA A LA IGLESIA DE SANTA MARÍA

Durante este último mes de mayo han sido muchas las personas que han requerido nuestra opinión al respecto de cobrar la entrada para acceder a la iglesia de Santa María. Y solicitaban nuestra opinión porque tenían interés en saber cuál era la posición de uno de los pocos colectivos que en los últimos años se ha manifestando anualmente para la reapertura de esta iglesia tan señera y querida en Úbeda. Desconocemos los entresijos que han llevado a adoptar esta decisión por parte del obispado que, en definitiva, ha sido quien a dictaminado cómo se ha de gestionar Santa María de los Reales Alcázares de ahora en adelante. Tenemos la versión oficial que dio mediante un comunicado de prensa el arcipreste de Úbeda don José Ignacio Damas. Con ello y con nuestro criterio personal e independiente, vamos a manifestarnos. En primer lugar queremos dejar claro que nuestro colectivo es plural y de opiniones diversas, por lo que siempre no debe haber unanimidad en nuestros criterios. Dicho esto, los Caballeros Veinticuatro (en su mayoría) estamos en total acuerdo a que se pague una entrada para poder acceder a este templo. Estamos acostumbrados a ello cada vez que salimos de nuestra tierra y tenemos que pagar “religiosamente” cada vez que queremos entrar a un museo, catedral, basílica, etc,… Sin embargo, tenemos que hacer algunos matices al respecto; aunque no queremos enderezar la plana a nadie y “doctores tiene la Iglesia”. Lo justo, para los que conformamos este colectivo y para una mayoría de los ubetenses, hubiese sido: - Que la gestión se podría haber llevado a cabo íntegramente desde aquí o por empresas locales. - Los empleados serían al cien por cien de Úbeda y no de otras poblaciones limítrofes. - Poner una entrada razonable para el turista que se interese por su visita. Pensamos que 4 euros –de momento- son excesivos y mucho más para el ubetense. - Se iría subiendo el precio de la entrada progresivamente, para que no fuese tan impactante. - Se incrementará su precio según se vaya enriqueciendo la oferta de la visita; cuando se ponga en valor el museo que está en mente, por ejemplo. - Los ubetenses, después de haber esperado 28 años para la reapertura, se merecen la entrada gratuita, mostrando su DNI. - Por otro lado pensamos que los ubetenses se hubiesen acostumbrado muy pronto si en vez de tener que pagar 4 € hubiese sido 1 € simbólico. Estamos de acuerdo en que el edifico pertenece a la Iglesia, pero de igual modo reprochamos a los responsables de la misma que no alcen su voz cuando se hacen desmanes en ella y nos referimos a la polémica restauración y a los vestigios históricos que han desaparecido “de momento” (escudos, lápidas…). Los miles de millones que en ella se han intervenido, han salido de todos, por ello debería escucharse la voz de los que se manifiestan estar en desacuerdo con los modos y las formas que se han tenido de proceder. Por todo lo manifestado, la mayoría de los “Caballeros Veinticuatro” dicen sí al pago de una entrada a Santa María, porque reconocemos que la Iglesia necesita autoabastecerse de ingresos para hacer frente a muchas necesidades, pero como hemos expuesto, con ciertas premisas. Y que sepamos que la realidad es esta, por lo que tenemos que irnos acostumbrado a pagar si queremos que las iglesias sirvan –también- de otro reclamo turístico para nuestra ciudad.

viernes, 4 de mayo de 2012

EL TEXTO DEL FRISO DE LAS ANTIGUAS CASAS CONSISTORIALES

Hace unos meses se intervino con acierto en las cubiertas y en la fachada principal del edificio que otrora albergara al ilustrísimo ayuntamiento ubetense, siendo hoy sede del Conservatorio Municipal de Música. En un escrito que publicamos en su día, aconsejábamos que, aprovechando dichas obras restauración y su andamiaje, sería un logro poner en valor la leyenda que existe a lo largo del friso del entablamento que hay en la primera planta de estas antiguas Casas Consistoriales, porque, debido al paso del tiempo, el musgo se había acumulado en algunos sitios, la pintura había desaparecido de la mayoría del texto y la erosión propia de la piedra, habían hecho prácticamente imposible su lectura para poder interpretar la leyenda íntegra que allí figura. En una publicación que realizamos en el desaparecido periódico Úbeda Información, prometimos dar a conocer –una vez acabadas las obras y la reconstrucción del texto- publicar su contenido para el conocimiento de toda la ciudadanía, y ya ha llegado el momento. Esta reivindicación ya viene de viejo, porque en la revista que dirigiera nuestro paisano Alfredo Bellón Cazabán, Don Lope de Sosa y en el número 74 publicada en febrero de 1919, aparece un artículo firmado por Miguel Campos Ruiz donde dice que allí pone: SIENDO ALCALDE MAYOR D. JOSÉ AFÁN DE RIVERA Y MAYORDOMO D. RODRIGO DE MOLINA, CABALLEROS VEINTICUATRO DE ESTA CIUDAD DE ÚBEDA AÑO 1680. Pero esta trascripción es un tanto -o bastante- equívoca, pues dicha leyenda es mucho más extensa y por consiguiente tiene más contenido. Sin embargo lo escrito, escrito queda, y esa ha sido durante casi un siglo la versión oficial de lo que allí está grabado en la piedra. Después de la restauración mencionada -con muy poco coste por cierto- hoy se puede comprobar cómo se ha dado realce a la fachada con la recuperación de las letras que se esculpieron en el siglo XVII. Aunque se haya perdido alguna que otra, parte de otras tantas y además existan endiabladas abreviaturas, el cincelado texto que allí figura “casi” completo es el siguiente: ESTA OBRA SIENDO ALCALDE MAYOR DESTA CIUDAD EL SEÑOR DON PEDRO FERNANDEZ DE ZERRETA, LICENCIADO (lo que falta aquí no se puede leer) Y CON LOS SEÑORES DON JUAN DE NARVÁEZ, CABALLERO DEL HABITO DE CALATRAVA, DON DIEGO DE NAVA Y DON RODRIGO DE MOLINA, VEINTICUATROS DE ESTA CIUDAD DE UBEDA. AÑO DE 1680. Como el lector ha podido comprobar, en esta ocasión no hemos empleado este espacio en publicar nuevas reivindicaciones ni denuncias, lo que posponemos para la próxima entrega. Este trabajo lo teníamos pendiente de publicar desde hace meses y ya hemos cumplido con nuestro autoadquirido compromiso.