viernes, 11 de marzo de 2011

GANTE Y EL EMPERADOR CARLOS

Pues resulta que Gante (Gent) es la ciudad belga que más vínculos tiene con nuestro país, dado que en ella nació en que fue el emperador Carlos V de Alemania, I de España y la relación con Flandes y los Países Bajos perduró durante siglos. Y yo pensaba que esos vínculos serían motivo de buen rollo en recuerdo de los estadistas comunes y los lazos de unión. Pues es todo lo contrario. En Gante no tragan al emperador y no han olvidado, después de casi cinco siglos, la escabechina que hizo con los paisanos ahorcando a los que se le sublevaron porque no querían que los sangraran con tantos impuestos para subvencionar guerras. La cuestión es que aquel hecho marcó a sus gentes y no lo han dejado en el olvido sino todo lo contrario, dado que cada año, para las fiestas locales, lo continúan rememorando. Esto es en síntesis lo que dice la historia:

“Y es que la relación de Carlos V con su ciudad natal no fue muy buena que digamos. Una sublevación contra él motivó la humillación pública de los ganteses. Algunos fueron decapitados (sus nombres lucen en una placa bajo la puerta que se conserva del palacio). La campana Roeland, símbolo de la independencia gantesa, fue bajada de la Torre Municipal. Y el 3 de mayo de 1540, un cortejo de habitantes de Gante, descalzos, con una camisa y una soga al cuello salió desde el Ayuntamiento hasta la Corte de los Príncipes, donde tuvieron que pedir clemencia al emperador. Cada año, los ganteses siguen saliendo en procesión con la soga blanca y negra al cuello (hoy convertida en símbolo de la ciudad), que llevan con orgullo".

Escasísimos vestigios de Carlos (Karel) existen en Gante, dado que no queda huella alguna del gran castillo que erigió, sólo una placa que da nombre a una plaza donde otrora se alzaba el mismo. Y una escultura en bronce que regaló la ciudad de Toledo (1988) a Gante, ha estado como arrinconada hasta que hace pocos años la alzaron en una coqueta plaza muy cerca del lugar donde nació. Así es que si vais a Gante, no presumáis de tener un emperador común, que allí, con los suyos, hizo el agua fresca.