lunes, 11 de octubre de 2010

Manifiesto del año 2006



Un año más y en este penúltimo mes, nos, los Caballeros Veinticuatro, en su afán permanente de vigilancia y defensa de nuestra patrimonial ciudad, salimos a la palestra para denunciar hechos que nos desagradan.


Dirigimos en esta ocasión nuestra protesta hacia el estado actual del emblemático palacio de don Francisco de los Cobos. En el mismo se han realizado obras que han hecho desaparecer su estado ruinoso. La idea es, o era, la de disponer en sus aposentos de un centro cultural como el de la Universidad a Distancia (UNED). Recordemos que nuestro insigne paisano. D Francisco, hace unos cuantos años, tuvo el anhelo de erigir una Universidad en los aledaños de El Salvador y ello para mayor gloria de la ciudad que amaba y le vio nacer. Por causas no esclarecidas el proyecto no se hizo realidad.


Gran contento para el espíritu errante por estos cerros de nuestro ilustre conciudadano al ver la posibilidad de ubicar una Universidad en su propia casa. Así, el sueño, en parte se habría cumplido pasados los siglos, Pero… hete aquí, que la cuestión se estanca, la señorial estancia mira con tristeza al valle silencioso y eterno. Y es que las partes responsables de este proyecto se encuentran y enfrentas: el Ayuntamiento y los herederos de don Francisco. El pueblo y la aristocracia. ¡COMO LOS PERROS DE LOS HORTELANOS...!

Recordemos el afán del de los Cobos y solicitemos a las partes que se sienten a hablar —si es posible- y más en este tiempo, en el entorno de una mesa de camilla con su buen brasero para dirimir y resolver este conflicto por el bien de Úbeda y satisfacción de don Francisco.


Finalmente y al margen ya de dicho asunto, anunciamos que a partir de esta fecha, cada año que pase, colgaremos de la fachada principal de esta señorial iglesia de Santa María de tos Reales Alcázares, el recordatorio de: ¡ YA ESTÁ BIEN!, hasta que, si vivimos para contarlo, veamos finalizadas esta obras inacabables.


Dado en la ciudad de Ubeda a 22 de noviembre de 2006, festividad de Santa Cecilia y ante la puerta de la Adoración de la colegiata y ya anochecido.
LOS CABALLEROS "VEINTICUATRO", HEMOS DICHO












ACTO ANUAL CONTRA LOS DESMANES DEL AÑO 2006



Eran pasadas las 21 horas del miércoles 22 de noviembre del año 2006, errando por los rincones del Paseo del Mercado resonaban acordes de un pasodoble que interpretaba la Agrupación Musical Ubetense por ser el día de su patrona, Santa Cecilia.

En ese mismo momento tos Caballeros Veinticuatro en pleno, junto a algunos incondicionales ya habituales, se concentraban bajo los soportales de dicha plaza-paseo lugar donde tiene la abacería el Heráldico, para llevar a cabo su anual protesta. Desde allí partieron, escalas al hombro, para encresparse por la fechada principal de la casa palacio de don Francisco de los Cobos futura sede de la UNED y colocar una pancarta donde se podía leen ¡COMO LOS PERROS DE LOS HORTELANOS: NI COMEMOS, NI DEJAMOS! Acto seguido dirigieron sus pasos hacia la iglesia de Santa María y en la puerta de la Adoración, que mira al Norte, hicieron lo propio, aunque en esta ocasión el mensaje decía ¡YA ESTÁ BIEN! A continuación el caballero Cirujano leyó el manifiesto que va reproducido en páginas posteriores. Para terminar, los caballeros colocaron su peculiar firma sobre una cornisa de la portada del templo, 6 velas encendidas.


Después de tan grande hazaña, se dispusieron a refrescar sus gargantas en un lugar que no merece la pena reflejar su nombre por lo guarros y malolientes que tenía los retretes. Rozando la medianoche cada cual partió hacia su hacienda, con la grata satisfacción que da el compromiso cumplido.

El Manifiesto del año 2005 en la prensa

La buena gente de la prensa se hizo ecode nuestra reivindicación del año 2005. Le damos las gracias. Debajo encontraréis los recortes de prensa pequeñitos que, si pulsáis sobre ellos, se harán tan grandes como lo fueron entonces.







Manifiesto del año 2005




Corrían los siglos XII y XIII cuando la primitiva aldea de la Hispania romana ya se había transformado en una ciudad, en una gran ciudad circundada por fuertes y poderosas murallas embellecidas por altas y esbeltas torres que los árabes hicieron construir. Así era la gran UDBAZA, la ciudad árabe donde resplandecieron el arte y la cultura, la urbe altiva y orgullosa.

"Ubeda que así se llama
y todos así la nombran,
aquella que siempre fue
el asombro de Mahoma".


Las guerras, el efecto demoledor de los tiempos y la inquina humana, fueron destruyendo casi en su totalidad el bello recinto amurallado. Aún hoy quedan reminiscencias del pasado, aún quedan lienzos de aquellas piedras vetustas recordándonos un pasado esplendoroso. Y es precisamente en ese balcón natural, en esa redonda de miradores, donde más se manifiesta la grandeza y la miseria del pasado y del presente.


Como viene siendo habitual en el mes de noviembre, cada año los "Caballeros Veinticuatro", celosos vigilantes y defensores de las riquezas que nuestros antepasados nos legaron, alzan su voz para denunciar olvidos y agravios a nuestro histórico patrimonio. Y se preguntan: ¿Habremos de esperar la amenaza de una nueva invasión almohade para reparar la quebrantada muralla que se asoma al valle silencioso y eterno?


Ya es un augurio el que San Miguel Arcángel, patrono y protector nuestro, haya caído de su pedestal.
¿Cómo no se toma en consideración la opinión y el buen sentido de los ubetenses antes de dilapidar el dinero público en obras tan "sublimes" como el "murallón cuadriculado" erigido en lo que ya llamamos avenida del arquitecto Miguel Ángel Berges?

Es seguro que el ejército beréber y si la invasión tuviese lugar, ante visión tan fúnebre y macabra, volvería horrorizado sobre sus pasos.


¿Tan difícil es reponer a nuestro venerado arcángel a la altura que le corresponde?


De esta forma nuestra prócer ciudad se sentiría más segura. Y no queriendo "agobiar" más a nuestros ínclitos mandamases, aunque hay aún mucha tela por cortar, nos despedimos hasta el año que viene Dios mediante.


Dado en Ubeda el día 24 de noviembre festividad de Santa Flora.





Noviembre de 2005. Protesta anual


Eran las 21 horas del día 24 de noviembre de 2005, cuando todos los honorables caballeros que conforman esta singular corporación acudieron a la abacería del Heráldico para, desde allí, emprender el recorrido marcado y llevar a efecto la protesta que cada año manifiestan ante cualquier desmán que se produzca en nuestro querido patrimonio.

En primer lugar nos encaramamos hasta los capiteles de las antiguas Casas Consistoriales para colgar una gran pancarta donde se reflejaba a imagen del santo patrón de la ciudad y que ya hace años que no está en su hornacina. Seis velas, como es costumbre, fue la rúbrica de los mismos caballeros.

Después, nos encaminamos hasta la calle María Soledad Torres Acosta para colocar una simulada placa en su entrada donde se podía leer: Avenida del Arquitecto Miguel Ángel Berges. Nuevamente, el caballero Mercader accedió por la escala para colocar con silicona dicho cartel. Con sigilo y esquivando las cámaras que hay en las fachadas de los Juzgados y de la Policía, dejamos nuestra protesta y nos dirigimos hacia las murallas del Alcázar.

Por la parte alta de la muralla colocamos dos cartelas en las que estaba escrito ¡Cristianos, levantad aquestas morallas! A pesar del peligro que conllevaba tan arriesgada hazaña, se pudieron colocar ambas más otras dos en la parte de abajo. Una vez que se hubieron colocado todas estas pancartas en forma de protesta, el caballero Cirujano -a pie de las derruidas murallas- dio lectura a la proclama que a continuación reflejamos.

Testigos de tan ardua tarea fueron algunos familiares y amigos de los Caballeros más la corresponsal de radio Cadena Ser, María Teresa Ortiz. Los demás medios de comunicación no fueron puestos sobre aviso, aunque luego se les hizo llegar la noticia y las imágenes que fueron tomadas por Lorenzo, "el bombero" que es hermano político del Mercader.

La presencia de Moctezuma, nos honró hasta el final, aunque luego decidió no regar su garganta en el mesón de Monchi, excusándose.

Esto aconteció en la fría noche del jueves 24 de noviembre de 2005, festividad de algún santo de la Iglesia.