jueves, 12 de agosto de 2010

OFRENDA A LA "PLAZA VIEJA"





Como ya se había acordado en la última reunión que mantuvieron estos caballeros en la pasada feria de San Miguel, que sería realizar la ofrenda de una corona en memoria de la añorada Plaza Vieja, estos nobles mantuvieron la primera sesión extraordinaria el jueves 21 de noviembre y a la que acudieron: el Cirujano, que se encontraba aún saboreando las mieles de la reciente boda de su hija Pilar; el Atanaor, también saboreando el título de abuelo que le había otorgado su primogénito Luis; el Heráldico, saboreando el tazón de leche con galletas que había tomado para cenar y que aún tenía en su paladar; y el Mercader, que se limitó a saborear las viandas y el vino aportado por el flamante abuelo. No se personó Moctezuma, dado que hubo de ausentarse para atender otra cita y el Alquimista, que a pesar de haber anunciado su asistencia, no se hizo presente.

Después de acallar los hambrientos estómagos -como siempre- y charlar someramente de asuntos que ocupaban la actualidad socio-cultural, organizamos lo que sería el acto de ofrenda de corona a la memoria de la Plaza Vieja. El Cirujano y Moctezuma junto al Heráldico, se encargarían de redactar el manifiesto y este último -además- de preparar la corona de laurel; el Atanaor, de su confección, la escala y el posterior montaje; El Mercader, de la cinta con la leyenda, avisar a los medios informativos e inmortalizar el acto con su cámara.

Y para finalizar, todos los presentes nos hicimos una fotografía de recuerdo.

...Y llegó el día señalado, 28 de noviembre de 2002. A las 22,15 horas y desde la sede, los caballeros en pleno parten por las tortuosas calles de la Ubeda antigua para hacer su entrada en la Plaza Vieja portando la corona y luz de ánimas. Algunos viandantes curiosos y diversos corresponsales (José Molina por el Diario Jaén, Mª Teresa Ortiz por Radio Ubeda y Fernando Sánchez Resa para Ibiut) se dieron cita allí para hacerse eco de tan inaudito evento. Después de depositar la corona de laurel en la cruz de la farola con la leyenda "PLAZA VIEJA, ÚBEDA NO TE OLVIDA", y rodearla de seis velas que representaban el alma de los seis caballeros, procedimos a leer el manifiesto que más adelante se recoge; puso la voz el poeta Pedro González Navarrete que casualmente se había personado como espectador. Una vez finalizado el acto y cuando el reloj anunciaba las 23 horas, nos desplazamos para invitarnos a un bar próximo que lindaba con la desaparecida Posada del Rincón y en el que en una ocasión, el Atanaor y el Mercader pudieron presenciar a un ratón aprendiz de gourmet.

Puesto que este acta se confeccionó varios días después, sabemos que -en contra de lo que preveíamos- la corona estuvo encrespada a la farola varios días más. Este peculiar y simpático acto de protesta fue del agrado de la mayor parte de la ciudadanía que emitía distintos comentarios al pasar por aquel rincón de la Plaza.

Y para finalizar, todos los presentes nos hicimos una fotografía de recuerdo.

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